domingo, 4 de octubre de 2009

Va de zombies

Para variar, una entrada en la que no cuento cuentos chanos (total, si hace miles que no escribo ninguno...)
Es que me he visto [*rec] y me encanto..y he encontrado el blog del director! parece que no, pero tiene cosas interesantes subidas...me ha encantado lo de Teasermania o algo asi, que lo vi hace tiempo pero no me acordaba...
Teasermania es un proyecto en el que se hacen trailers de peliculas que no se han hecho...hay muchas muy chulas.
Por otro lado, zombi-blogia, un blog dedicado a...hello kitty? Hombre, a los zombies, como va a ser si no...
En fin, zombies zombies zombies

viernes, 11 de septiembre de 2009

El horror

Puede que me equivoque.
Puede que me equivoque y que no haya visto nada.
Cuando me asomé por aquella ventana, vi algo que ojalá hubiera podido borrar de mi memoria.
En un sillón, con los brazos apoyados en el regazo, habia una señora haciendo punto. Sus dedos se movian con destreza, pero lo que de aquellas largas agujas surgía era a la vez espeluznante e hipnótico.
Eran unos calzoncillos, cubiertos con un motivo de pajaritos de color verde. Eran de lana.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Sueño febril

Aquel dia soñó que se despertaba y que todo el mundo se había vuelto en su contra.
No era una cuestion de que ocurria a su alrededor, sino de por que pensaba que ocurría. ¿Acaso no era él el que, con sus estupideces, habia llevado la situacion a ese punto? No habia ni una persona en la tierra que le pudiera decir lo contrario.
Bajo la tormenta de su misma palabrería se sentía solitario y amargado, vacío como una bolsa de aire bajo las arenas húmedas; bolsa que captura estúpidamente al incauto viandante.
Una vez hubo terminado con la autocompasión, cuando no le quedaba carne que rascar, despertó.
Se encontraba en una cama redonda, de sabanas de seda.

jueves, 27 de agosto de 2009

Desde detrás de lo azul

Las calles estan cubiertas de nieve. A lo lejos, un pajaro solitario grazna, y de alguna manera acentúa el frio en mi piel.
No hace suficente frío como para que la nieve sea ese polvo agradable y suave de los cuentos, y no hace suficiente calor como para que esa nieve se transforme totalmente en agua, asi que la mayoría de las aceras tienen charcos de agua sucia, barrosa. He metido los pies en unos cuantos charcos de camino a aquí. Tengo los calcetines empapados, y hacen un sonido extraño y gracioso, como de succión, cuando camino. A mi no me hace gracia.
Estoy en un columpio, en esta ciudad solitaria. Es por la mañana, ni tan temprano como para que la gente este saliendo al trabajo ni tan tarde como para que los que no trabajan se hayan levantado. Estoy en un columpio, y el mecer de las cadenas me acuna, como si fuera un niño pequeño. El maletín está a un lado, lleno de papeles que ya no voy a tener que utilizar.
Hay un pájaro, un cuervo muy grande, subido en un tejado, que me mira. Parece querer decir; inutil. Parece querer decir; por favor, desaparezca de mi vista.
Supongo que en realidad no está diciendo nada de eso, pero así me lo parece a mi.
Me arrebujo en el abrigo, un abrigo de doscientos euros que no voy a volver a llevar hasta que la situación no lo requiera. Al fin y al cabo, solamente lo compré porque tenía que estar cara al público.
Miro el cielo y me columpio un poco. ¿Que voy a hacer ahora?

domingo, 2 de agosto de 2009

La razón de la sinrazón que sin razón me tiene

Las teclas de la maquina golpean secamente contra el papel, a traves de la fina tela empapada en tinta. Tinta que no suele secarse, salvo poco a poco, con el paso del tiempo, cuando a base de impactos se exprima la cinta.
Tiene cierto encanto especial, y no me refiero unicamente al placer de ver como la tinta se imprime en la pagina. Me refiero a esa musica, de percusión por supuesto, que envuelve al escriba mientras plasma sus ideas. Me refiero a ese olor a polvo viejo que se acumula en el mecanismo, ese olor que se mantiene incólume pese al tiempo que lleve este expuesto a la interperie, como las pastas de los libros antiguos.
Teclear y teclear y teclear.

lunes, 6 de julio de 2009

106?!

Wah! Ciento seis entradas! Y ademas ya he cumplido practicamente el cupo de el mes de julio jajajaja ya hay treinta entradas! Que bestia que bestia...
Mi idea era poner un mensaje en plan..."he llegado a las cien entradas! Quien lo diria!"
Pero se ve que me he pasado...bueno bueno
ahi esta
lo leera alguien aparte de Javier y Luz? xD

Por los cerros de Ubeda

-Esta usted siendo un tanto agresivo, no cree? Quizás podría calmarse un poco, pensar con tranquilidad...para empezar, por que no me habla de usted? Asi podríamos romper un poco el hielo...
-Yo soy tu padre.
-Ah.

Bloqueo

Este teclado es un tanto molesto; ¿alguien tiene un martillo?

Surreal

En aquella calle del gato persa que no podía, no podía, no podía caminar, la v de su cintura se bambolleaba suavemente de un lado para otro, invitadora y asfixiante al miamo tiempo. Si el gato no hubiera saltado, cruzado la calle o gritado de un lado para otro, aquel arbol de cabello rubio y sonrisa grata no habría musitado aquel largo; OOOOOHHHHHH


(entre relato y relato...para desentumecer los dedos? no, para relajar un poco la mente...)

Amedrentado

Me da la impresion de que las teclas del teclado me estan mirando con los ojos entrecerrados, amenazantes. Como si no quisieran que escribiera algo interesante y bueno. Son negras, con esas letras en blanco encima, y no se ven muy bien. No quieren que me salga la inspiración. La verdad es que lo están consiguiendo.

La sombra

Tal fue el disgusto que aquel suceso le provocó que encaneció hasta su sombra.
Le llevaron a varios cientificos para determinar el por qué de aquella inexplicable albura sombría, pero ninguno fue capaz de encontrar una respuesta.
Un día se encontró con ella, y le dijo todo lo que tenía que haberle dicho. Del bofetón que se llevó su sombra volvió a su negrura habitual, y nunca, nunca mas, volvió a dejarse la tapa levantada.

Nudo gordiano

Houdini se encontró con Alejandro Magno.
-Tramposo-le dijo.
Alejandro le cortó la lengua.




(Importante; buscad "nudo gordiano" en el google. Si no como que no tiene ni puta gracia xD)

La partida

Estaba la Muerte jugando al ajedrez.
-Jaque mate-dijo la Muerte.
-¡Pero si el caballo no se puede mover asi!
-Ya lo creo que se puede-sonrió la Muerte, afilando la guadaña.

Panico a una muerte ridicula

Toda la vida había temido la muerte, y se había preparado para ella. Hizo todos los preparativos para su partida a la edad de treinta años, dejando testamento y todo bien atado, y dedicó gran parte de sus ahorros a construir un mausoleo de marmol y alabastro, tallados por la hábil mano del mejor escultor del momento. Tal era su celo por que todo el mundo le recordara que gastó lo poco que le quedaba en pagar a un periodico de gran tirada para que, al dia de su muerte, le dedicaran un artículo de cinco páginas. Pensaba que de aquella manera nadie le olvidaría.
Desgraciadamente, lo encontraron sentado en el retrete de su casa; una de sus hemorroides había estallado, desangrandole internamente sin que que se enterarse.

(El final esta poco desarrollado...necesita una punchline mas mordaz. Pero no encontraba las palabras...y ya se va a quedar asi)

Adicto

Soy un adicto, lo reconozco. Me despierto por la mañana y busco con la mano ese calorcillo matutino. Cuando acabo voy a trabajar, y allí estoy todo el tiempo yendo al cuarto de baño a hacerlo a escondidas; he intentado convencer a alguna compañera para que se meta conmigo pero no quieren. Es una vez detras de otra; mi novia se hartó y me dejó.
Asco de tabaco.


(Asco de microrrelato, que porras. No tiene ni gracia ni nada, le falta un minimo de desarrollo del chiste...ayayay. Pero bueno, no todo pueden ser miel sobre hojuelas...)

Desinspiración

Vale, sentarse a escribir es molesto. Es ingrato. Pero que demonios, la disciplina es lo que produce frutos, ¿verdad? Así que enciendo el ordenador y cojo la silla, la pongo delante y espero a que la maquina se encienda. Allí esta el editor de texto, y allí, sentado delante de la pantalla, repaso mis ideas, todas y cada una de las que he ido teniendo a lo largo del dia, hablando, observando, pensando...
Apago el ordenador y me voy a dormir.

Mal de muchos

Un buen día, se sentó. Cada paso que había dado le pesaba en la espalda. El recuerdo de cada persona con la que había compartido sus sentimientos la llenaba de tristeza y angustia. Lo único que podía hacer era sentarse en el suelo, allí mismo, y dejarse morir.
Pasó un dia, durante el cual sus amigos fueron y le preguntaron “¿Que haces?”. Cuando lo explicó, le preguntaron que por qué no había hablado nunca de ello. No supo que responder.
Siguió sentada, sin decir palabra. Paso un segundo dia, durante el cual los desconocidos se le acercaban y le preguntaban el porqué de que desperdiciase su juventud allí, sentada en una acera. Realmente no sabía que responder, asi que no dijo nada.
Al tercer día nadie fue a verla.
Al cuarto día, sola y angustiada, gritó. Gritó hasta que todas las luces del mundo menos una se apagaron. Un hombre pasó junto a ella y le dijo:
-Gracias.
-¿Por qué?-preguntó ella.
-Estaba sentado allí al lado, desde hacía dos días-dijo el hombre-, pero parece que hay alguien que esta peor que yo.

(Sin titulo)

La oscuridad me corta las pupilas con un cuchillo, y no veo nada. El aroma pesado del asfalto caliente, pasos en la noche. Se acercan y pasan de largo.
Es una noche tranquila.

El teatro

En el teatro de su vida, ya solo parecía quedar una última luz encendida antes de que se cerrara el telón.

El gato

Aquella noche fatidica del dieciseis de abril, ella había estado sentada en el balcon de la ventana, como cada noche, mirando la nada, la luna, los edificios, disfruando de una copa. Dentro se podían oir las voces de sus amigos, acompañadas de alguna risa esporádica. No tenía ganas de entrar, y le gustaba disfrutar de su ritual, tranquila y sin prisas.
Un gato negro, de porte ajestuoso y larga cola comenzó a cruzar la calle. A ella le gustaban los gatos. Y en aquel momento pasó un coche, atropellando al gato, dejando una mancha oscura sobre el asfalto.
Ahora ella no podía quedarse en el balcón, por miedo a que por su culpa atropellaran a otro gato. Se sentaba cada noche junto a la mancha de la carretera, mirandola, y deseando haber podido hacer algo.


(Este relato es raro. Estaba escribiendo y no sabia que hacer, y nada mas que podia pensar en un gato que cruzaba la carretera...y al final escribi esto, que no me gusta y que no se muy bien a que viene. Lo curioso es que despues, cuando nos pusimos a leer los microrrelatos en comuna, una chavala habia escrito uno que iba de algo muy muy parecido...una tia que ve como arrollan a un gato, y se queda depre...)
(Tendre poderes? jajajajajaja)

(Sin titulo)

Una muchacha descalza. Oscuridad. Cuando pasa nadie habla con ella.

Bombilla

La bombilla estaba sola, y se aburría. Miró hacia la calle; una chica del piso había bajado a mirar la luna. Un hombre pasaba junto a ella. Se fundió.


(No, no, no y no. Odio este. Es aburrido. Es muy aburrido. Lo he subido...no para hacer hueco eh? Sino yo que se, para que este ahi...)

(Sin titulo)

Bajó a la calle
y bajo
y bajo
y apenas nadie pasaba por la acera.

Ambiente de calle

Sonaba Diana Krall en el piso de arriba, en la ventana que había dejado abierta. Descalza había bajado los escalones, y descalza estaba sentada en la calle, mirando los coches pasar y oliendo la ciudad.
Le maulló un gato que pasaba, y el gato le hizo muecas. No podía sino sonreir, y el hombre que pasó a su lado no la miró. Las mujeres gato le darían miedo, pensó la chica.

El marido

Él hacía años que había abandonado a su familia, y de vez en cuando los remordimientos volvían, trayendole recuerdos lejanos. Hacía veinte años ya desde su traición, y solo en el bar frente a un bourbon, y pese a todas las veces que lo había conseguido, no lograba encontrar una sola excusa para lo que había hecho. Suspiró, pagó la cuenta y salió al frío de la calle, alejandose de la suave música de jazz.a
Había tenido mucho tiempo para buscar las palabras exactas de su disculpa. Se acercaría a la que fue su mujer y le diría, sin poder contener un nudo en la garganta:
-Marta, siento el daño que te hice. No tengo ni idea de por que tienes que haber pasado, pero te juro que, a partir de ahora, siempre podras contar conmigo...
O quizás le dijera:
-Marta, tu y la niña siempre fuisteis lo mas importante para mí. Enmendaré todo lo que hice, te lo prometo...
Suspiró, agitando la cabeza. Quizás la iría a visitar mañana. O mejor pasado; así no tendría resaca. Claro. Pasado mañana.
Pasó junto a una chica, sin atreverse a mirarla. En mitad de la noche, con aquellas pintas...quizás tuviera una enfermedad o fuera a atracarle. Pasó sin mirarla a la cara, acelerando el paso. Solo estuvo tranquilo cuando hubo girado la esquina.
Era su hija!!!!!!


(Este relato no me gusta. Por eso el final es tan...lleno de exclamaciones y en cursiva. Un poco con el cachondeo de los finales [algunos solo, eh?] super chungos que ponen a veces Poe y Lovecraft...no, no me gusta mucho)

Amor platónico

-Besame, amor mio-dijo ella.
-¿Dónde?-dijo él.

Ella

...me desperté cubierto de sudor. De nuevo su recuerdo.

En clase

-¡Maldita sea, Javier! ¡Cuantas veces te he dicho que es de muy mala educación sacarse los mocos en clase! ¡Suenate con un pañuelo, por dios!
-¡Señoooo! ¡Jaimito me esta hablando raro otra vez!-el pequeño Javier rompió a llorar.

Virginidad

Era aburrido aquello. Simpre metido en aquel bote, rodeado de otros lápices tan romos como él. Como no tenía punta nadie quería utilizarlo para escribir o dibujar, y se sentía solo, rodeado de otros como él. Y recordaba aquellos dias en los que todo era movimiento y energía, en los que se sentía util y necesario, y necesitaba volver a sentirse asi.
Una mano le sacó del viejo lapicero y unos ojos le miraron. El lápiz se estremeció cuando, de un cajón, sacó un bello afilalapices.
Era preciosa.
Se introdujo dentro del sacapuntas y comenzó a girar locamente, hasta que estuvo tan afilado como un alfiler. Se sentía nuevo, feliz y lleno de energía.
Era su primera vez.

La esposa

Sabe que se lo he dicho mil veces, pero no me escucha. Golpea y golpea con el pie en el suelo, haciendo ese ruido insoportable. Me levantaría y le gritaría, si, lo haría, le gritaría por todas las cosas que ha hecho mal. Y mirale, que no deja de mover el pie. Ahora se pasa la mano por la cabeza, repeinandose el pelo grasiento; nunca se lava, le apesta la boca, además se está quedando calvo.
Y su pie, su pie, su pie.
Me vuelvo y alargó la mano, con el ruido de la suela del zapato clavandose en mis sesos.
Mis dedos se cierran en torno al mango de la pala.

(Sin titulo)

Era un buen día para empezar una nueva vida.
Saltó.

Solo en la oscuridad

Solo en la oscuridad húmeda, se preguntaba qué era exactamente lo que había hecho mal. ¿Había sido aquel ramo de flores que había olvidado comprarle? ¿O aquella vez que, medio en broma medio en serio, le había dicho lo gorda que estaba su madre? O quizás aquella otra vez...
No sabes medir tus palabras, Alberto, no sabes.
Y ya le empezaban a doler las uñas de arañar la tapa de caoba...

Vuelto de entre los muertos!

Joder, la ultima entrada es del 25 de Junio? Que barbaridad! Hace miles que no pongo nada!
Pero bueno, aquí traigo microrrelatos para acabar con la sequía...todos los que he hecho en el taller literario.
Bueno, no se si todos o casi todos...pero bastantes si que son. Asi que ahora...un monton de entradas seguidas! Conste que no todos son buenos, eso lo se...de hecho voy a poner incluso los super cutres sin acabar (le pondre algo para que se sepa que estan sin acabar...que yo que se, no es que esten de relleno xDD es que es para que se vea...que he hecho cosas...o algo xD
Bueno.
Que alla voy!

jueves, 25 de junio de 2009

A lo John Carpenter

Histeria colectiva, eso es lo que ocurría. Estaban todos tan nerviosos...
La culpa de todo la había tenido aquel charlatan, aquel farsante de texas. Era un hijo de granjero, un paleto con aspiraciones religiosas. Despues de eso consiguió abrirse paso hasta una de aquellas malditas iglesias itinerantes de milagros...y ahi empezaron a precipitarse las cosas.
Alguna gente llegó a creerse que de verdad aquel era un milagrero. Incluso (y aquella era la semilla del desastre) algunos pensaron que podía ser Jesucristo, el hijo de dios, reencarnado en la tierra.
¿Que iba a hacer el? sin otra cosa en el mundo que la fama y la religión, apostó el todo por el todo. Dijo que si, que él era nuestro señor y salvador.
Sin embargo, como bien apuntaron algunos, aquel que se hace pasar por el profeta es un falso profeta, y aquel que no es cristo y se hace pasar por el es el anticristo. Los días del tormento, del Bahamut y del lago de fuego están cercanos.
Arrepentíos.
Eso es lo que dice el cañón de mi escopeta, bastardos impíos.

miércoles, 24 de junio de 2009

Aquella musica de jazz

El tiempo pasa.
Mas lento o mas rápido.
Algunas horas se hacen minutos. Algunos minutos, horas.
Algunos minutos, eternos.
Que este sea un minuto eterno...

Imaginación al poder

Y de pronto ya estaba solo en la alcantarilla, en la boveda del colector central. Mientras los pasos de sus compañeros se alejaban sintió como, igual que las luces de las linternas que se marchaban, su valor tambien se iba desvaneciendo.
Siempre que había visto una pelicula de terror se había preguntado como era que aquellos idiotas decidían separarse. Bien, ahora lo comprendía.
Resulta que, mientras estas con los demas, la sensacion de peligro parece lejana. Y cuando estas solo, cuando no tienes las voces de otras personas para distraerte, entonces tu imaginación puede correr todo lo desbocada que quiera.
Puedes ver sombras detras de las esquinas. Aquella gota de agua no es tal, sino pasos chapoteantes.
Sonidos. Imagenes. La imaginación puede ser tu peor enemigo.
Emprendió la marcha, sin ser consciente del par de ojos brillantes que se asomaron en la superficie de las aguas fecales y que volvieron a hundirse...

martes, 23 de junio de 2009

El lobo

En la calle, solitaria y fría, resonaban los pasos de unas suelas duras, de zapatos caros. El repiqueteo constante que las acompañaba podía ser el de un bastón.
De las rejillas de las alcantarillas ascendía un vapor turbio y espeso, vapor que se condensaba justo al lado de la capa del caminante. El hombre alzó la vista desde debajo de la aplia visera y sonrió.
-Ah, pequeño perro-dijo, sonriendo.-Veo que has venido.
El hombre lobo se abalanzó sobre él.
Un bastón estoque tambien puede ser de plata...

Comienzo inconclusivo

Suele pasar que hundirse en si mismo puede traer consecuencias desagradables...puedes encontrarte que llevas dias enteros pensando y pensando y pensando, dandole vueltas a algo que...no tenías que pensar.
Eso es lo que le paso a Fred. Si no hubiera pasado todo su tiempo pensando en sus cosas, en cuanto dinero tenía, en que le quedaba, si estaba contento con su mujer, si sus amigos no le devolvían a menudo las llamadas...
Si no hubiera estado pensando en todo aquello, ahora no estaría a punto de ser devorado por los zombies.
Mala suerte.

sábado, 20 de junio de 2009

Enamorarse es...

Aqui solo vendemos corazones sangrantes, rezaba el cartel.
Él entró, mirando a su alrededor. Era una tienda extraña, a la vez nueva y antigua. Algunos rincones olían a moho; otros al fresco olor de la tierra cuando acaba de llover.
Se acercó a donde estaba el dependiente.
¿Vendian corazones rotos? fue lo que le preguntó.
El dependiente le dijo; no, recuerdos.
Él volvió a preguntar; ¿solamente eso? ¿No son corazones rotos? ¿Quien podría querer un corazon roto?
El dependiente respondió; no, son lágrimas
Creía que solo vendian corazones rotos, dijo él.
El dependiente respondió; no, tenemos sonrisas.
Él quería saber si podía llevarse una sonrisa.
Puedes llevarte todas las que quieras, dijo el dependiente, pero por cada sonrisa recibirás un torrente de lágrimas. De las más amargas.
Se que después de las sonrisas vienen las lágrimas, dijo él, y las sonrisas siempre valen la pena. Pero eso no tiene que ver con un corazón roto...
No es un corazón roto, dijo el dependiente. Es un corazón sangrante.

viernes, 19 de junio de 2009

Metaforas, metaforas...

Nos miramos las caras. Habia sido duro, dificil e inhumano, pero alli estabamos. Frente a frente.
Ella me lanzó una mirada asesina, luego un gruñido. Tenía que mantener su posición, pero yo no podía permitirselo. Saque mi cuchillo y la apuñale, y danzamos, danzamos hasta que nuestros cuerpos sudorosos no podían mas.
Entonces paramos.
Gritamos.
Gemimos.
Y se acabó. Me volví y me quedé dormido.

jueves, 18 de junio de 2009

Asi esta bien

Estaba sentado en la terraza, mirando el cielo.
Pese a que a veces esta bien disfrutar de un momento de calma, no solía dejarse ninguno. Solía intentar ocupar todos sus minutos con segundos, y hacer todo lo que podía. Casi siempre.
Es bueno hacer todo lo que quieres hacer.

martes, 16 de junio de 2009

Espejo espejito...

Esto era un hombre que bajó por las escaleras, se miró en un espejo y dijo...
-¿Que es esto? ¿No seré yo, verdad? Quizás sea solo un demonio que me mira...
No, respondió el espejo.
-Puede que sea un animal que pasa frente a mi...
No, respondió el espejo.
-Quizás es una sombra...
No, respondió el espejo, es un reflejo.
-¿Y eso que quiere decir?
Que eres muy feo...

En ti

La noche era calurosa y hostil, y no tenia nada que hacer salvo tumbarse
y esperar a que el sueño le atrapara de nuevo.
Pensaba en brazos que estaban lejos.
Pensaba en sonrisas dormidas.
En ti, pienso.

domingo, 14 de junio de 2009

El pozo 3

¿Un vampiro?
-¿Quien...quien eres?-dijo Frederic. Su mirada se estaba nublando, y sabía que estaba a punto de desmayarse.
-Si yo fuera usted no trataría de prolongar lo inevitable-dijo aquel ser, avanzando tranquilamente. Su voz era grave y masculina, confiada. Tenía un acento algo extraño.
-Por...por favor...-dijo, poniendose de rodillas.-Antes...quizás antes pensaba que morir no importaba...¡Pero estaba equivocado! ¡Quiero vivir!
El vampiro se paró. Sus ojos brillaban extrañamente en la semioscuridad de la cueva.
-¿Por que piensa de repente que quiere vivir?-dijo. Parecía profundamente interesado.
-Aunque...aunque no haya nadie...-buscaba con todas sus fuerzas las palabras, algo que le salvara-No quiero que acabe asi...por favor, dejeme ir, no se lo dire a nadie...
El vampiro se encogió de hombros, pero parecía un gesto mas de resignación que de indiferencia.
-Comprendera, señor, que eso no puedo permitirlo.-susurró.-Este es mi refugio. Yo...yo tampoco estoy muy interesado en vivir...Lo único que quiero es quedarme aqui. Solo. Con mis pensamientos.
Frederic abrió mucho los ojos. No iba a lograrlo.
-Lo siento, señor, por tenerlo tanto tiempo sufriendo-dijo el vampiro.-Hace mucho tiempo que no hablo con nadie...a veces es agradable la compañía...
-¡Puedo quedarme aqui, con usted!-dijo Frederic, aferrandose a su unica esperanza-¡Le contare como son las cosas alli fuera! ¡Como ha pasado el tiempo!
El vampiro se quedó en silencio, asimilando sus palabras.
-¡Yo le contare como es todo fuera! ¡Dejeme que...!-el vampiro se abalanzó sobre él, asfixiandolo. Una vez el hombre se quedó inmovil, el vampiro clavó sus dos largos colmillos en su pecho, en el corazón, y le fue chupando la sangre. Cuando estuvo saciado, le rompió el cuello y tiró su cuerpo sobre un montón de huesos.
Apagó la vela y se hizo un ovillo contra una de las humedas paredes de piedra.
Tenía razon aquel hombre. Hacía tiempo...hacía tiempo que quería recordar como era vivir. No encerrado en un agujero, sino al ire libre. Sentir el viento en su cara. Hablar con otros seres pensantes. Sentir.
Se puso de pie. No tenía sentido pensarlo mas, ya había tomado la decisión. Sus harapos deberían ser reemplazados, pero ya tendría tiempo mas tarde. Se encamino al borde de la cueva que estaba excavada en el conducto del pozo, y una vez allí volvió la cabeza hacia el cuerpo aun caliente de Frederic.
-Adios y gracias, triste hombre sin nombre-dijo, y en su voz había sinceridad-Me has devuelto la vida.
Su sombra trepó por las paredes de piedra, al exterior. De vuelta al mundo.

El pozo 2

Asomó su cabeza por encima del pozo, mirando en su interior, escrutando. No podía ver nada, y de hecho no había nada que ver. Un pozo. Un agujero. Parecía bastante antiguo, ya que pese a que en un principio le había parecido un bloque compacto de cemento, ahora que se fijaba bien estaba construido con sillares de piedra, que por el tacto estaban muy pulidos...pulidos y lisos como la piedra que, expuesta a la interperie, ha sufrido los embistes de la lluvia durante cientos de años.
Se inclinó para ver mejor. Tenía que tener cuidado y lo sabía; alrededor de algunos pozos el terreno se volvía inestable y peligroso. Podría hundirse en las profundidades y romperse el cuello; o quizas llegaría sano y salvo al fondo, pero nadie podría rescatarle. Nadie le oiría.
Quizás debería tirarse al pozo. Nadie se iba a preocupar por él, nadie le recordaría. Nadie iria nunca a buscarle.
De pronto, hubo un borrón de movimiento en la oscuridad ante él, y el corazón le dió un brinco. Contuvo la respiración, terriblemente asustado.
Había algo delante de él, en el borde del pozo. No sabía que era, pero era una forma oscura, que no se movía ni un milimetro. No vacilaba.
Su corazón casi se le paró, pues, con increible agilidad, una especie de garra se le clavó en el brazo y lo arrastro. Lo arrastró consigo, a las profundidades del pozo.
Gritó, pero sabía que nadie podía oirle. Se hundio mas y mas, en una caida libre que parecía no tener fin, hasta que de pronto notó un tirón que casi le dislocó el hombro. Aquello que fuera que lo estaba arrastrando había parado en seco a mitad de caida, y ahora lo intentaba meter por una cavidad en la pared del pozo. Se debatió, aun sabiendo que era imposible soltarse, y de un poderoso empujón aquello que le llevaba le estrelló contra una pared.
Olía mucho a moho. A moho y podredumbre.
Se quedó muy quieto, con la sangre bombeando con fuerza contra sus oidos. No podía oir lo mas mínimo, salvo su propia respiración agitada.
Una luz se encendió ante él.
Era un hombre muy, muy pálido. En su mano derecha sostenía una cerilla, y encendía una vela que estaba en el suelo. Sus ojos eran castaños, pero por un segundo brillaron como los de un gato.
El hombre sonrió, y Frederic se percató de la extraña forma de sus dientes. Se apretó contra la pared, y gimió de terror.
Los incisivos se habían alargado, y ahora eran como dos pequeños estiletes.
Un vampiro.

El pozo 1

La noche era cerrada y oscura, solo rota por las farolas moribundas.
En las afueras de la ciudad, en aquel lugar en concreto, el ayuntamiento había decidido poner farolas de luz fluorescente. La luz que daban era azulada y mortecina, desagradable. Y oscura.
Aquel día Frederic había tenido un dia duro en la fábrica. No solo había tenido que quedarse haciendo horas extra; además su jefe le había lanzado un par de indirectas...parecía estar queriendo decirle que dentro de poco le despediría.
Maldita sea, penso Frederic. Nadie. Mi mujer se ha ido...y mis hijos estan muertos. No me queda nada. Lo mismo daría acabar con todo ahora mismo.
Su mirada captó algo por el rabillo del ojo. Siempre volvía por allí del trabajo, pero era la primera vez que se percataba de aquello. El muro de tapial que pasaba paralelo a la carretera se había derrumbado, dejano a la vista un descampado austero, al que por muy poco alcanzaba la luz de las farolas.
Se acercó y miró. En el centro del descampad cubierto de matojos había un monticulo...no, no era un monticulo. Era una especie de construcción de cemento.
En circunstancias normales no se habría acercado. Sin embargo, estaba cansado de todo. No tenía miedo de nada...mas aun; quizás la oscuridad le asustase, le inspirase miedo, alguna emoción...aunque sabía que no sería asi. Estaba seco por dentro.
Se acercó al monticulo, y apenas podía ver que era aquello. Sus ojos se fueron acostumbrand lentamente a la oscuridad...
Era un pozo.

Música de piano

Las teclas del piano rodaban por las habitaciones vacías, por los suelos pulidos de marmol que decadas atrás vieron tantas cosas.
El salón, vetusto y arcaico, tenía un gigantesco reloj de pie de caoba oscura. El pendulo había parado hacía mucho tiempo; nadie había querido darle cuerda. Cúantos animados almuerzos habían anunciado las campanadas de aquel reloj; cuantas noches silenciosas había quebrado con su sonido.
Las cortinas de las habitaciones ondeaban al viento, levantando las hojas que se habían colado por las ventanas.
En una de las habitaciones, de espaldas a la puerta, alguien tocaba el piano.
Su cancion era melancólica, triste. Soñaba con los momentos que habían pasado, con los que tenían que venir. Lo único que recordaba era lo oscuro. Ya no se acordaba de aquellos momentos de alegría.
Sus dedos, que antes habían acariciado la piel de su amado, ahora solo desgranaban acordes tristes del teclado.

jueves, 11 de junio de 2009

Hace calor

Se despertó sudando, agobiada por el calor. La fina tela del pijama se le pegaba al cuerpo, impidiendole el movimiento e incomodandola profundamente.
Con la mano derecha se fue desbrochando los botones de la parte superior, agobiada, mientras con la derecha se quitaba los pantalones cortos. Mucho mejor.
Hacía dias que la temperatura había subido, pero no lograba acostumbrarse a ella. Los dias pasaban lentos y pesados, con aquel viento ardiente del exterior recluyendo a la gente en sus casas hasta las horas nocturnas. Entonces salían a tomar algo con sus amigos, o sencillamente a sentarse junto a la puerta y ver pasar a la gente.
Ella no. Se había mudado a aquella ciudad de piedra ardiente en Enero, cuando daba la impresión de que el clima iba a ser frio y húmedo eternamente. Pero no; en aquella ciudad infernal podías caminar por el asfalto y que las suelas se quedaran pegadas al suelo. El problema era que ella esta acostumbrada a vivir de dia y dormir de noche, y aquel calor le impedia dormir. Y de dia estaba tan cansada que apenas podia hacer nada.
El calor era un grillete al rojo que no se podía quitar.

miércoles, 10 de junio de 2009

La vieja mansion

Era una mañana fría y oscura. Las sombras de los arboles danzaban sobre el viejo asfalto, proyectando sombras melancolicas sobre la carretera que llevaba a la mansion. De vez en cuando pasaba una rafaga de brisa, levantaba la hojarasca y el lugar volvia a quedar en silencio.
Hacía años que nadie pasaba por allí.

martes, 9 de junio de 2009

Lucha II

...lanzandole pequeñas estocadas. Fubar apenas se inmutó. Tan solo estaba buscando debilidades en su defensa, y mientras menos le mostrase mejor sería.
Mantenía la calma. Era mejor buscar la debilidad de tu adversario antes de asestar el golpe.
Su poderoso brazo relampagueó, golpeando un costado del joven. Esta vez Grumdril probó el acero, pero la gruesa armadura de cuero que llevaba desvió ligeramente el impacto y lo amortiguó. De no haberla tenido, en aquel instante el joven tendría las costillas aplastadas y ensangrentadas por el corte; el brazo de Fubar podría machacar la cabeza de un carnero.
El duelo se estaba prolongando demasiado, y eso no le gustaba nada a Fubar. Tenía que establecer su superioridad...aunque fuera con alguna treta sucia.
El suelo de la sala estaba lleno de fina tierra; de una patada mandó un puñado a la cara de su contrincante, cegandolo. El joven gritó con frustración, y como se sabía perdido comenzó a lanzar tajos al aire.
Ya no tenía sentido.
La espada de Fubar hendió el craneo de Grumdril como si fuera un melón maduro, y los huesos al romperse crujieron desagradablemente. La sangre manó, salpicandole el rostro de ceño fruncido y las ropas de jefe, pero a Fubar no le importó. Con una patada sacó la espada del amasijo que era ahora la cabeza del joven guerrero y la limpió en sus ropas.
Nadie le volvería a retar...por un tiempo.

lunes, 8 de junio de 2009

Lucha I

-Has acabado con mi paciencia, Grumdril-dijo el jefe, levantandose de su trono de pieles-Desenfunda tu acero; a ver si esta tan afilado como tu lengua.
El joven guerrero Grumdril sacó su espada y adoptó una posición de combate. La ocasion que habia estado esperando estaba ante él; por fin el jefe se había decidido a pelear con él, y era su oportunidad para derrotarle y hacerse con la aldea. Sería el jefe, por fin.
Fubar, el jefe, desenvainó a su vez su espada. Acero nórdico, duro y a la vez flexible. Había sido la espada de un rey, robada hacia años en un saqueo en el que participó Fubar. La hoja estaba algo mellada, pero con ella le cerraría la boca de una vez por todas a aquel niñato insolente.
El acero trazó una parabola, rápido como el pensamiento. El joven Grumdril era bueno, pero su postura tenía muchos huecos; acabaría con él muy rápido.
Sin embargo, su espada se desvió de su trayectoria. Grumdril había desviado su corte, y ahora estaba caminando en circulos a su alrededor...

sábado, 6 de junio de 2009

La extraña

La noche se marchitaba a su alrededor como una flor seca. Había pasado horas y horas en vigilia constante, trabajando, hablando, bebiendo hasta la embriaguez...y ahora el mundo a su alrededor parecía dar vueltas.
Estaba intentando centrar su vista la esfera del reloj de pulsera cuando una mano le tocó en el hombro.
Alzó la vista, y allí estaba ella.
Dulce y perfecta como una flor, sus pies flotando etéreos como el aroma de la lluvia. Sus ojos azules se clavaron en él, expectantes y asustados como los de un cervatillo. Él no comprendía por qué ella le miraba así.
-Que...¿que te pasa...?-inquirió, tambaleandose hacia atrás. Ahora lamentaba haber bebido tanto.
Ella tembló como una hoja en una tormenta y se aferró a las solapas de su chaqueta. De su pelo llegaba un aroma a flores. Instantáneamente, él deseo abrazarla, tomarla para si, pero se controló. Estaba borracho, pero no era un maleducado.
-Por favor...¿puedes acompañarme? Hace frío...y estoy tan sola...-su voz era suave y melodiosa. Y sensual.
No podía resistirse a semejante petición, y tampoco a semejante mujer. Se quitó la chaqueta y se la puso por encima de los hombros a la chica, mientras con un brazo la cobijaba.
-Venga...te llevare...solo dime...dónde-titubeó.
Ella le miró y sonrió. Ya lo tenía en la palma de su mano. Ahora solamente tendría que llevarlo a algun callejón oscuro...y habría terminado el encargo.

Poesia de estas cutres que parecen escritas en el borde del libro de lengua

Ya lo pensaste, amiga
ya sabes que todo acaba en desastre.
La decisión sombría de una vida sin sueños
sería vivir sin amarte.
Y aunque me quede el arte,
sería escapar de lo bueno,
mandarlo todo al traste.
Asi que dejame besarte
y soñar.

miércoles, 3 de junio de 2009

¡Libre!

El cielo estaba azul, un azul penetrante y limpio que bañaba la vista con su resplandor. Pequeñas nubes lo salpicaban aqui y alla, y él caminaba sobre los tejados con paso elástico.
Tranquilo.
Solo tenía que resbalar un pie y caería al suelo, pero no iba a ocurrir. Estaba tranquilo, relajado, disfrutando del sonido del viento en sus oidos, del murmullo lejano de la calle bajo él. De la luz del sol tardío bañandole las mejillas.
Se sentó en lo alto de un tejado, mirando el devenir de las hormiguillas, con sus coches y sus preocupaciones.
Sonrió.
Se sentía libre.

La primera vez

Estaba sentada en un banco, como todos los dias.
A su alrededor pasaban los chicos jovenes, despreocupados y alegres unos, tristes y callados otros. Cuando ella había sido joven los chicos y las chicas estudiaban en sitios separados. Veía a los niños en la calle de enfrente, caminando en grupos, y se preguntaba que era lo que pensaban. Los chicos la miraban y ella se escondía.
¿Se preguntarían los chicos lo que ella pensaba o sería como todas sus amigas le decían?
Ten cuidado con los chicos. Los chicos solo quieren una cosa.
Lo guardó con celo y cuidado, y al final se lo entregó a alguien, alguien que la trató con dedos nerviosos y torpes. La primera vez no fue agradable. Ni siquiera disfrutó de los nervios y la emoción de hacer aquello.
Las siguientes veces fueron mejores, pero no mucho más.
No tenía sentido arrepentirse, y de hecho no lo hacía. El ser impulsivo formaba parte de ser joven, y asi tenía que ser. Era lo mejor. Era lo correcto.
Un sonido a su lado la sobresaltó. Un hombre mayor, con un sombrero de fieltro de ala ancha, acababa de sentarse en el mismo banco que ella. No se dio cuenta de la mirada que ella le clavaba.
Él estaba concentrado en sus recuerdos.
Aquella primera vez en la que sus dedos se movieron torpes y nerviosos.

martes, 2 de junio de 2009

Paja

Así no hay manera.
Duerme mi niño...

Encefalograma plano

Los sentimientos son montañas rusas.
El subconsciente es una montaña rusa.
La locura es una montaña rusa.
Pero ahora mismo todos mis vagones caminan sobre suelo llano.

domingo, 31 de mayo de 2009

Pesadillas

Ella estaba sentada en el filo de la cama.
Había pasado una noche pesima, empapada en su propio sudor y teniendo continuas pesadillas. Se había levantado un par de veces para beber agua, pero aun asi las pesadillas no habían parado.
En una de ellas unos brazos salían de la cama, aferrandola con fuerza, y le sujetaban brazos y piernas. Ella no sabía que estaba dormida, y de hecho todos los detalles de la habitación le parecían reales, y gritaba y gritaba y los brazos le sujetaban cada vez mas fuerte.
Los brazos le separaban las piernas y entonces entraba él. Era moreno y alto, atractivo, pero sus ojos la aterraban. Eran ojos de asesino, y la miraba con una expresión que le ponía los pelos de punta.
Estaba desnudo, y la miraba de arriba a abajo.
Ella quería gritar mas fuerte ahora, pero uno de los brazos le había tapado la boca, y solo podía respirar por la nariz, sus ojos desencajados por el terror.
De pronto, se dio cuenta de que aquel hombre tenía algo raro. Al caminar sus piernas se doblaban extrañamente hacia atrás, y su cara...su cara tenía algo raro. Poco a poco, aquello que ella pensaba que era un hombre se inclinó hacia delante, y se puso a cuatro patas.
Era un perro, un inmenso perro negro.
El perro subió sobre la cama y sobre ella. Ella gritó.
Las manos le abrieron las piernas y se despertó.
Hacía calor.

viernes, 29 de mayo de 2009

miércoles, 27 de mayo de 2009

Eppur si muove

Sacó la pistola y amartilló el gatillo.
Apuntó.
Disparó.
El percutor golpeó el casquillo, prendiendo la polvora y haciendola inflamarse. UNa deflagración; algo arde tan rapido que explota. La explosión proyecta la bala a 340 metros por segundo y se estampa en su pecho.
A veces la evolución técnica no es tan amigable como parece.
Y sin embargo se mueve.

Polvo eres y en polvo te convertirás

¿Alguna vez has oido la frase "Somos polvo de estrellas"? Es una frase preciosa. Parece querer decir que somos unicos, irrepetibles, luces infinitas (casi) flotando en el universo. Que tenemos un pedazo del resplandor infinito de los cielos.
Luego hay otras frases, como "No somos nada" y "Polvo al polvo".
Cualquiera de las tres frases es mentira.
Flotamos y flotamos en el vacío (no tan vacío) espacio del Universo, intentando ver como funciona todo, como si vivieramos en un gigantesco reloj de cuerda. Lanzamos miradas curiosas aqui y alla, y solo vemos telarañas.

4 da dawgs

Estos son...las sobras, queridos xD las sobras de lo que he escrito para un concurso de microrrelatos...el primero me gusta, el segundo no, y el tercero me gusta mucho. Los otros dos me gustaban mas, por eso los he enviado (no los subo aqui porque estan participando, yo que se) y tal...
Ahi van los tres!
Son "Estrellas" (justo antes que esta entrada), "Polvo eres y en polvo te convertirás" y "Eppur si muove".

Estrellas

Desde hace miles de años -ciento cincuenta mil, en este momento- los seres humanos hemos ido dando trompicones por la faz de la tierra. Experimentando. Aprendiendo. Sintiendo. Sufriendo.
Lo único que puedo decirte es que no tienes que preocuparte. La vida es un camino, con rosales espinosos a un lado y un aburrido campo de piedras al otro. La mayor parte de la gente se queda allí, en ese retazo de camino, dudando si atrapar la dura belleza del amor o caminar por la aridez de una vida sin significado.
Ese no es nuestro camino.
Nosotros somos los que continuamos hacia adelante, saltando las zanjas de la incomprensión, llenando nuestras cantimploras con ansias de saber. Y, aunque a veces nos detenemos a oler las rosas o a tumbarnos en el suelo del hastío, siempre tenemos que continuar.

martes, 26 de mayo de 2009

Aquel día

No le quedaban pensamientos. Solamente formas y gritos, dibujos, esquemas, espacios. Solamente le quedaba lo informe, el caos.
No le quedaban pensamientos.
Era un dia como cualquier otro.

Solo un poco...

Salto desde arriba y te veo flotar. No se si estoy soñando o si es un sueño todo lo vivido. Me miras y sonries, dulce. Solo puedo responder con una sonrisa, y abrazarte. Mi cuerpo va cayendo, y al final toca el suelo.
Ahora me duelen los tobillos, pero sigo pensando en ti.

domingo, 24 de mayo de 2009

Los espejos de siempre

Como todos los dias, me miro en el espejo. Puede que me haya crecido un poco la barba, puede que esos ojos parezcan mas cansados...sin embargo, se supone que soy el mismo, ¿no?
A veces te cansas te todo. A veces necesitas algo nuevo, saltar al vacio sin alas solo para saber como se siente.
Trepar a lo alto sin cuerdas, aunque sea solo para notar el mordisco de la adrenalina en las entrañas.
A veces no necesitas nada de eso, y sencillamente lo haces. A veces te miras y te sientes completo (Tyler te diria que solo dura un minuto, y tendria razon) y puedes hacer lo que quieras. Puedes subir a lo mas alto, sin cuerdas.
Siempre deberiamos estar inquietos. Siempre deberiamos hacerlo todo lo mejor posible, viviendo cada instante, saboreandolo como si fuera el ultimo.
Lastima que no sea asi.

viernes, 22 de mayo de 2009

Teatro Chabacano (autenticamente chabacano)

Josua: ¿Illo, Manu, has oío lo que dise el Shompli?
Manu: Er maricón ese del Shompli...el nota ese quiere que le parta toa la boca un dia. ¿Que ha disho, quillo?
Josua: Ha dicho que tienes la polla to chica, que te sircunsidaste o argo de eso y que se te quedo como la churra de un bebé.
Manu: ¿To shica? ¿To shica? ¡Me cago en tó! Pos que le pregunte a su madre, a vé si la tengo tan chica.
Josua: (se rie)
Manu: (serio) Que no estoy de coña, quillo, que a la madre del Shompli se la he metio...vamo, hasta que ha gritao pa que pare.
Josua: (asombrado) ¿En serio, tio? ¿Y eso cuando ha sío?
Manu: Hase un mes, que me pase por ahí y no vea tu, esta mayorsita, pero esta caliente como los huevos de un beduino. Se me tiró ensima y to, la peaso puta...
Josua: (riendo) ¡Ostia, tio...!
Manu: Y después se puso a chillá como una perra la mu puta. Cuando me fui me dijo que la proxima vé me trajera a alguien má.
Josua: ...illo, la perra esa, ¿donde vive?
Manu: Pos ahi al lao. ¿Que hasemo, le damos un poco de sumo de pera?
Josua: Enga, que a mi ya hase tanto tiempo que me duelen los huevo...
(Se marchan)

jueves, 21 de mayo de 2009

Democracia

Miras adelante. Solamente hay una larga, larga fila de policías, vestidos con equipación antidusturbios; escudos grandes de plexiglás, escopeta de balas de goma, casco, máscara (para que su propio gas lacrimógeno no les afecte) y porras (extensibles y "de goma", madera disfrazada de caucho).
No es que sean gente malvada. Solamente hacen su trabajo, alimentando a su familia y sobreviviendo. Incluso cuando estás en el suelo y te pegan patadas en las costillas y te golpean en la nuca con las porras, sabes que solamente son personas que han perdido el control.
Bien, nosotros tambien hemos perdido el control.
La multitud carga contra la línea de policías, y ves que algunos de los que corren contigo han sido alcanzados por la ráfaga de balas de goma. Si una bala de goma te inmoviliza es porque te machaca por dentro; te produce un moratón tan fuerte que el dolor no te deja moverte. Si te da en la cabeza te provocara un hematoma, que puede provocarte la muerte. Así que sigues corriendo, y gritando.
Si lanzan una granada de gas lacrimógeno no habrá posibilidad de escapar.
Estamos preparados para eso.
Uno de nosotros, con los brazos cubiertos de guantes de goma (el gas lacrimógeno puede provocar quemaduras quimicas en la piel desnuda) cogería la granada y la metería en un cubo de agua. Después la taparía con una manta de latex, y se acabó la granada.
Te estrellas contra el escudo de un antidisturbios, y notas el empuje de todos los demás desde detrás, intentando arrastrar a los antidisturbios. Un helicóptero nos esta sobrevolando, y de seguro está pidiendo refuerzos; somos muchos. Muchisimos. Casi media ciudad, y eso quiere decir que necesitarán todos los refuerzos que tengan.
Eso es justo lo que queremos.
El policía te golpea con un bastón extensible; eso duele, y para colmo te suelta una descarga eléctrica que engarrota tus músculos, como un táser. Caes al suelo, pero mis compañeros cuidan de no pisarte; somos todos y somos uno. Cada uno de nosotros vale como si fuera el último hombre vivo en la tierra, porque eso es lo que somos.
Desde el suelo, dolorido, ves como el resto atraviesa la línea defensiva de la policía y empieza a atacarles. No les haran daño; al fin y al cabo, todos luchamos por lo mismo; una vida mejor. Solo que ellos aun están ciegos por la mentira, por la propaganda y por el hastío. Mientras no se den cuenta nos harán daño, asi que les quitamos las armas.
Eso les va a provocar, ¿y sabes que significa eso?
Refuerzos. Muchos refuerzos.
Y mientras todos los refuerzos están aqui, pensando en nosotros, en contenernos, el resto está entrando en las casas de los políticos, y de los grandes empresarios que los controlan. Les arrebatan de su tranquilidad construida sobre el dinero de los trabajadores y les dicen; os dimos nuestra confianza y nos traicionasteis. Os confiamos la educación de nuestros hijos y los convertisteis en esclavos del sistema. Os dimos nuestro sudor y nuestro trabajo, nuestras vidas, para que hicieras del mundo un lugar mejor en el que vivir, pero no os bastó. Necesitabais más, necesitabais hasta la última gota de sangre, el último soplo de vida de los niños que trabajan en las fábricas, el último aliento de los hombres sencillos que tienen que dedicarse a subsistir cada dia.
Tomasteis nuestro dinero y lo invertisteis en crear armas para que los hombres pudieran matarse, y los alentasteis a que las compraran solo para poder enriqueceros aun más. Envenenais los rios, los montes y los mares con tóxicos producidos por una industria destinada a crear bienes de consumo que no necesitamos. Solo os interesan las estadísticas, y nos convertís en simples números.
Habeis traicionado nuestra confianza.
No sois necesarios.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Libertad

El coche volaba por la carretera. El desierto extendiendose a ambos lados, una aparente llanura carente de vida; un hervidero de vida salvaje en la realidad.
Estaba fumando un cigarro por la comisura del labio, y sus manos se deslizaban suaves por el volante. Una gota de sudor permanentemente en la nariz, y la musica puesta a todo volumen, una guitarra elecrica y una batería poderosa oyendose por encima del ruido del viento.
Sujetó el cigarro con la mano derecha y expelió el humo.
No estaba huyendo hacia ninguna parte. No tenía ningún lugar al que huir.
Cuando no tienes ningún lugar al que ir, ningún sitio que te retenga, entonces eres completamente libre.

martes, 19 de mayo de 2009

El truco es...

Tu ve sin prisa
y no pienses en nada.
Simplemente, sé.

lunes, 18 de mayo de 2009

Para ti, Atas

Estaba caminando por una llanura. Estaba solo. Estaba sumido en sus pensamientos.
Estaba lleno de anhelos, de temores, de esperanzas. Su camino estaba truncado por sus propias ideas, por un ideal inalcanzable al que ni siquiera se acercaba, y en cada recodo del camino un enemigo.
Caminaba dia y noche, y las nubes y las piedras le observaban al pasar, y se preguntaban si aquello era un niño con cuerpo de hombre o un hombre con mente de niño. A él no le importaba. Su mente no estaba centrada, pero estaba decidido. Sabía lo que tenía que hacer y lo que realmente quería.
Eso siempre será suficiente.

Realmente necesito dormir

Cansar descansar cansancio cansino cansado cansado cansado.
Asi me encontraba ese dia cansado delante del teclado sin poder pensar en nada definido ojos ardiendo en las cuencas oculares como pedazos de mojama secos rodando en arena ardiente sin embargo el pensamiento del dia de mañana no ayudaba levantarse e ir a correr con el cuerpo destrozado saltar correr ir a la facultad a no hacer nada ir a clase dormir nada interesante ahora comer como siempre sin ganas de hacer nada solo dormir de camino a la linda y suave cama solo pensando en como caer rendido como caer y dejar de darle vueltas al trozo de uranio a la masa de lava incandescente de pensamiento que te quema los dedos y que no puedes no debes soltar y al llegar lo unico que se te ocurre es copiarte a ti mismo repetir formulas una y otra vez y piensas dios dejadme dormir de una vez

sábado, 16 de mayo de 2009

Residuo

El desierto. Hacía un calor infernal, y el caminaba por el infierno.
Enjuto, de carnes secas pero duras, de nudillos tallados en madera, afilados, poderoso. Un golpe suyo podía saltarte todos los dientes de un lado de la boca.
No tenía pensamientos. No tenía anhelos. Sólo uno.
Matar. Solo le quedaba la venganza, y de hecho apenas comía o bebía. Se alimentaba de su odio, y su odio le había secado la carne sobre los huesos, los había convertido en astillas que se deslizaban unas sobre otras. Cuando tenía hambre, las pocas veces que necesitaba comer, buscaba lo primero que encontrara, como una serpiente cornuda, y le machacaba el cráneo con los nudillos. Y devoraba su cuerpo crudo.
Sólo le movía la venganza.

viernes, 15 de mayo de 2009

Art is hard

Nervios nervios nervios. Es lo que noto en el estómago el dia antes del concurso.
Pintar en un concurso puede ser divertido y a la vez destrozarte la moral. No cuando pierdes (dices que sabes que vas a perder pero aun te queda esa chispa de esperanza que te dice que puedes ganar) sino mientras esperas la decision del jurado. Porque mientras pintas no hace falta que te pongas nervioso; solamente tienes que pintar y disfrutar; de hecho, si pintas sin disfrutar probablemente no hagas nada que te guste...
Lo mas importante es divertirse. Con todo. A eso se refiere la gente cuando dice frases ñoñas como "Si lo haces con amor la gente lo nota". No es hacerlo con amor (a veces SI es hacerlo con amor, pero no pienso darle nada de amor a un jurado...ya me entendeis) lo que cuenta, sino hacerlo con ganas y con disfrute.
No es que yo cree obras de arte, pero si que es cierto que ese es el camino hacia crear una obra de arte.

El Gran Teatro

Las ultimas notas de piano suenan y cae el telón.
El publico se queda petrificado en los asientos. No sabe bien que pensar. ¿Qué es eso que acaban de experimentar? Aquello que acaban de ver...¿era alegre o triste? ¿Deberían llorar o reir?
Timidamente, alguien aplaude. Muchos le siguen, y algunas lágrimas se derraman sobre el suelo enmoquetado. Algunos quieren esconder las caras; algo tan bello, tan alegre y tan extraordinariamente triste al mismo tiempo les ha sacudido como si fueran briznas de hierba en una tormenta.
¿Han entendido de que iba? Puede que si, puede que no. Despues hablarán entre ellos, comentarán lo que mas le gustó y lo que sencillamente no debería haber estado allí, y se darán cuenta de que lo habían entendido todo al revés. A veces lloramos cuando deberíamos reir, y viceversa.
Una vez han comprendido lo que quería decir, se arrepienten y entristecen de verdad. Ojalá pudieran volver a experimentarlo de nuevo, de verdad, haber dicho todo lo que tenían que decir, aunque pareciera fuera de lugar. Pero la vida solo se vive una vez.
Y por eso vale la pena vivirla.

jueves, 14 de mayo de 2009

Vive como quieras

Los dias son como pequeñas perlas que se engastan en un collar. Todas ellas perfectas, independientes, diminutas. Todo el conjunto, precioso.
Hay dos formas de ver las perlas. Maravillas nacaradas de brillo tornasolado, que deleitan la vista; o piedrecillas recubiertas de las excrecencias de un molusco. Las dos miradas son ciertas, las dos reflejan la verdad.
Todo depende del punto de vista.

martes, 12 de mayo de 2009

De los sueños desagradables y no deseados

A veces respirar no es tan fácil, me susurras, mientras me golpeas con tu miembro fláccido en las mejillas. No es tan fácil susurrar, gritar u oir, mientras caes en el mismo vórtice azul de pensamientos tangibles/intangibles, de negros, roncos ladridos de perro que surgen de tu garganta. Maldigo cien veces los latidos de corazón añejo que laten en tu pecho, su pecho, mi pecho, renqueante bicicleta de cadenas oxidadas. Solo frotar, lavar, jabon blanco y puro contra vellon de pecho.
La montaña roja cae. El violeta de mis sueños me golpea. Gorgoteos gelatinosos en la fresa de espuma, en la sangre que gotea por el rabillo del ojo. Terror en estado puro. Un rapido aleteo y ya estás fuera...
Abriendo los parpados.
Mirando tu cara. No me gustan los sueños así.
Abrázame.

lunes, 11 de mayo de 2009

Sangre

La tierra habla. Y no siempre suavemente.
La tierra recuerda. Y no siempre son historias de amor.
Aquella tierra había estado impregnada de la sangre de los hombres en multiples ocasiones.
Al principio, los primeros protohumanos, grandes simios que apenas comenzaban a caminar erguidos, estaban empezando a aprender a odiar a su prógimo. Caín y Abel. Quizás fue una quijada de burro, quizás un hueso afilado, quizas una piedra que perforó un cráneo, astillo una costilla...lo importante es que la sangre mano y mano, y la tierra bebio la sangre y guardo silencio. La tierra siempre guarda silencio.
Pasaron los años. Los hombres podían haber desrrollado ciertas tecnologias, podian tener conductas sociales mas civilizadas, pero siempre bañaban la tierra con la sangre de sus enemigos. La sangre, tibia, cayendo de los cálices de las tripas goteantes, de los sesos esparcidos. Y la tierra recibiendo gustosa, tragando y tragando sangre.
Luego las ideas cambiaron. Algunos hombres quisieron vivir en aquel lugar de nuevo, solo porque alguien les dijo que debían hacerlo, y lo desearon. Viajaron miles de kilómetros, y rebanaron, perforaron, destrozaron y despanzurraron, y el barro de sangre les mojaba hasta las rodillas, y no podían ver que aquella era la sangre de sus hermanos y hermanas.
Pero ya era demasiado tarde. La tierra nunca dejaría ya de querer beber aquella deliciosa, espesa sangre. Los años pasarían, y ya habría siempre excusas para matarse.
Y no debería haberlas.

Y sigue corriendo

Respira.
Corres y corres, y sigues corriendo. Te arden los pulmones, los pies, los músculos.
Tus ojos se mueven como relámpagos en las cuencas, buscando el camino, buscando la salida. Si quieres llegar allí arriba tienes que saltar, trepar, golpear, aferrar.
La adrenalina te enfría las sienes, pero te controlas; no puedes parar, no. No puedes tener miedo. No puedes fallar.
El muro de ladrillos es solo un obstáculo menor; aceleras y lo pateas, impulsandote hacia arriba, clavando tus ojos en la barandilla. Te preparas para lo que viene y extiendes los brazos; el tirón que sientes al aferrarte a la fría barra de acero hace que te duelan los músculos de las axilas, pero no puedes parar, y te impulsas.
Si no aferras la barra bien tus manos se resbalaran y aterrizaras de costado contra el suelo; si no te impulsas con suficiente fuerza tus pies golpearan el metal y caeras desde una altura de dos metros y medio, de espaldas; si te impulsas demasiado tu cuerpo ascenderá tanto que tus manos podrían soltarse y perderías el control de la caida.
Saltas por encima de la barandilla, y en cuanto las puntas de tus pies tocan el suelo te vuelves y saltas y te quedas en equilibrio sobre la barra de metal.
Solo tienes una forma de llegar arriba, y solo una oportunidad.
Te inclinas, y tus ojos se clavan en el borde de cemento de la azotea, como un depredador a punto de devorar a su presa. Te inclinas más aun. Impulsas los brazos hacia atrás, como sabes que tienes que hacer, y los mueves rápidamente hacia delante.
Estiras las piernas.
Saltas.
El borde se acerca a toda velocidad hacia ti, y tienes que aferrarte a él. Casi al mismo tiempo, tus manos y pies chocan contra el cemento, y te pegas a la pared, amortiguando el impacto. Has tomado demasiado impulso, y te duelen los brazos porque el rebote casi te manda de espaldas contra el suelo.
Trepas. Ya estas arriba.
Y sigues corriendo.

sábado, 9 de mayo de 2009

Escape

La motocicleta se deslizó por el asfalto, derrapando. Los neumaticos chirriaron con fuerza, pero la ruedas siguieron girando. El conductor, con un casco integral, sacó de su chaqueta una enorme pistola, y disparó tres veces.
Las balas impactaron en el parabrisas del imponente camion de la policía, y el conductor dió un volantazo. El vehiculo patinó, se quedó sobre dos ruedas y volcó, destrozando el quitamiedos. La motocicleta, que seguía derrapando, giró trescientos sesenta grados y aceleró, escapando del resto de vehiculos de la policía.

Sé como el agua

El agua cae despacio en el charco. Produce ondas. Las ondas se abren en círculos concentricos, sin tocarse.
Como labios ansiosos pero temerosos. Como manos detrás de un cristal. Como las miradas de dos amantes tímidos.
Geometría perfecta.

viernes, 8 de mayo de 2009

Con un poco de azucar...

(Si estas de buen humor leelo luego. No quiero arruinarte un buen rato...)

Da igual como te hayas despertado hoy.
Da igual como haya pasado el dia, y si ha sido fantastico y maravilloso y divertido.
¿Sabeis...esa mosca que no puedes quitarte de detrás de la oreja? Lo único que hace es zumbar y zumbar...puedes pasarte un rato sin oirla, pero al cabo de un poco vuelve...
¡Hoy vamos a hablar de algo divertido!
Vamos a hablar de la muerte.
No de esa muerte de los libros de terror...ese golpe fatidico y repentino, o quizás horrible que te revuelve las tripas. No esa muerte de las peliculas de acción, que es rápida e inexpresiva, e incluso a veces hilarante. Ni los libros ni las peliculas ni nada...nada consigue hablar bien de la muerte.
¿Que es la muerte?
a) Pérdida de actividad cerebral y pulso.
b) Angustia terminal de aquellos que rodeaban al difunto.
Según nuestra gran fuente inagotable de omnisapiente conocimiento, la wikipedia, sinonimos de muerto son occiso (muerte violenta) y difunto. Lo occiso es horrible. Lo difunto es horrible. Todo ello es horrible.
No es facil apartar de la mente los morbosos pensamientos de la muerte. Sin llegar mas lejos, yo ahora mismo podría estar pensando en alegres animales Disney, cantando y brincando (la mierda cantante y danzante de la tierra), pero...no. Aqui me veis, muerte, muerte, muerte.
Cuando te mueres, tus células, esos pedacitos de vida que un buen día decidieron vivir en comuna hippie, deciden que ya es hora de cerrar el negocio. Ya no hay metabolismo...a menos que pensemos en las bacterias, claro. Empiezan a cebarse de las celulas muertas, y en un tiempo relativamente corto...no hay nada.
Bueno, algun trozo sin importancia.
Por supuesto, quedan pedazos de memoria en las cabezas de aquellos que te conocían...pero la memoria falla. Fallar es humano. Y quizás...quizás se olviden en menos tiempo del que te gustaría...
¿Y ahora que?
Nada.
Todo se muere. Nada es eterno. La mona lisa se cae a pedazos.
Sería mas facil pasar un buen rato...si no fuera por toda esa gente (y animales, eso es) que no paran de morirse a nuestro alrededor.
Parad ya de moriros. Con tanta pena no nos dejais vivir en paz.

miércoles, 6 de mayo de 2009

Una tarde cualquiera, de cualquiera

Estaba sentado en la escalera. Estaba sentado en la escalera, y me abrazaba las rodillas.
Tenía una canción metida en la cabeza, y no conseguía quitarmela. No era que quisiera hacerlo, a decir verdad. Era una canción agradable.
Solo en el rellano de la escalera, con el marmol frío atravesando la fina tela de mis pantalones cortos, estaba mirando por la ventana. Fuera había un patio interior, blanco, pintado con esa pintura acrílica que se supone que tiene que resistir al agua y que con el paso del tiempo se agrieta y comienza a caerse a desconchones. El patio era un agujero largo, profundo, en el edificio. Si me asomaba por la ventana y miraba hacia abajo, podría ver el estrecho agujero de cinco pisos en caida vertical.
No me levanté.
La luz del sol entraba por la ventana, y golpeaba la pared rugosa en la que tenía apoyado mi hombro. La escalera subía, hasta llegar a un rellano que había arriba, donde una puerta metálica daba a la azotea. Había otra puerta metálica, pero daba a la sala de ascensores, y cada vez que uno de ellos se ponía en marcha hacía un ruido infernal. Estaban viejos.
La luz del sol se estaba tornando anaranjada e iluminaba suavemente la pared, porque la ventana por la que entraba estaba sucia, muy sucia. Saqué la llave; por aquel entonces ya tenía mis propias llaves.
Me apetecía subir a la azotea. Mirar como el sol se escondía detras del horizonte, detrás de aquel monte sin nombre (el cerro del Carambolo) y teñía los cielos con sus tintes morados, rojos, anaranjados, amarillos. Ver las nubes deslizarse, y notar el viento en mis piernas a medida que éste se hacía mas frío.

Desde ésta casa no se ve el atardecer.

Corto, corto...

-...bueno, bueno...-murmuro el anticuario, tocandose las puntas de los bigotes con los dedos.-Esto que tienes aqui...podría ser interesante...
El que le estaba enseñando el objeto envaró los hombros. Estaba pasando por una mala racha. Algo de dinero extra no le vendría nada mal, y...se habia encontrado aquella cosa, aquella figurilla en el desván y había ido a venderla en cuanto había podido. Tenía un tono amarillento, lechoso, y engastes de lo que parecía latón.
-Puede que sea una figura crisoelefantina del periodo arcaico de Tartessos...-dijo el anticuario, ajustandose las gafa. Se tapó la boca. Era mejor conseguir un buen precio...

martes, 5 de mayo de 2009

Yo mismo

Si andar es flotar, dejad que me hunda.
Ando, ando y ando por las calles llenas de gente. Capturo mis pensamientos en capsulas efímeras, en bolas de navidad llenas de nieve que no me sirven de nada. Solo estan llenas de humo.
Luego cojo un pedazo de papel, un teclado, las cuerdas de una guitarra, un lienzo en blanco, una pantalla de ordenador, una armónica, e intento plasmar aquello que pensaba.
Y no me sale.
Es imposible volver a recordar aquello que sentí, aquel destello de gloria. Como cuando estás contandole aquél momento tan gracioso a aquellos, y mientras las palabras salen de tu boca te das cuenta de que aburres.
Así contado no tiene gracia, pero si hubieras estado allí te habrías hartado de reir.
Así es como son las cosas. Nunca llegaré a escribir, exactamente y como quería, todas aquella cosas que pensé y sentí. Nunca llegaré a ser nada porque no soy capaz de decir todo, absolutamente todo, lo que quiero decir. Siempre se me quedara algo dentro, que no se expresar. Siempre estaré rozando las suelas de zapato de los que si saben.

lunes, 4 de mayo de 2009

Saltar; o rozar las alas con las puntas de los dedos

La garganta te quema. Los pulmones arden, secos.
Sigues corriendo.
Cada pisada que das te retumba por todo el cuerpo, desde las plantas de los pies a la cabeza, el golpe de la sangre al regar tu cerebro. El corazón se acelera. Cada vez estás mas cerca del borde. El miedo te atenaza, pero no puedes frenar. Ya no.
Te impulsas definitivamente y saltas.
Saltas sobre el vacío, y ves pasar por debajo de ti, a veinte metros, el suelo, el frío cemento que te acogería con sus duros brazos si llegaras a fallar. Sintes una corriente fría por todo el cuerpo; es la adrenalina, que te inunda como una ducha helada, y pone todos tus sentidos a flor de piel.
El tiempo se esta deteniendo. Tu respiración tarda una eternidad en llegar, y te cuesta no retenerla en tu pecho. Levantas la cabeza y ves como se va acercando lentamente el bordillo.
Llegarás. El subidón de adrenalina te ha puesto frenético y el corazón va a salirse de tu pecho., pero sabes que llegarás.
Las puntas de las suelas de goma que protegen tus pies tocan el cemento rugoso y sucio, y tu cuerpo se arquea hacia adelante, amortiguando la caída. Para disipar la velocidad, ruedas sobre un costado por la gravilla que llena la azotea; los picos de las piedras se clavan en tu costado y duelen, pero no prestas atención.
Repentinamente, durante un segundo, el mundo se convierte en un borrón.
Pero no te paras. Con el mismo impulso de rodar te levantas. Acelerado.
Y sigues corriendo.

domingo, 3 de mayo de 2009

Agua y claustrofobia

Esta oscuro y la lampara se cierne sobre su cabeza. Las gente que esta a su alrededor le mira, expectante. Las cadenas aprietan y mucho, y siente la mano que va a lanzarlo. Está muy cerca.
Mira hacia abajo y ve el agua, clara y cristalina, que le acogera en unos momentos. Sabe que los que han venido a presenciar aquello lo hacen solo por el morbo, por poder decir "¡Yo lo vi morir!".
Traga aire, y la mano se estampa en su espalda. Cae al vacío.
El peso que tiene en los pies le impulsa hacia abajo, hacia el fondo, y la presión de la masa de agua sobre él hace que le piten los oídos.
Se revuelve. Tiene que girar las muñecas, solo eso, solo torcerlas y abrirá el mecanismo...
Algo va mal. No consigue hacerlo, y siente que realmente va a morir. Forcejea con los grilletes, desesperado.
Se abren.
Sus manos se mueven hacia los grilletes de los pies, donde tiene atado el peso. Se libera del todo, y bucea hacia la superficie.
Una vez arriba, sale del tanque. Mira a la muchedumbre y oye la voz tronar en sus oidos:
-¡Fantastini, como siempre, escapa de sus cadenas!-aulla la voz.
Fantastini esta empapado. La voz continúa:
-¡Un aplauso para nuestro gran mago!

sábado, 2 de mayo de 2009

Asepsia

Quiere sacarse a si mismo de su cabeza. Esta harto de escucharse hablar una y otra vez.
El alcohol no funciona de la misma manera para las bacterias que para la mente; lástima.
Se sienta en la barra del bar y mira su vaso, lleno de whisky hasta la mitad. El líquido ambarino le quema la garganta al bajar.
Recuerdos amargos que se desvanecen un poco al beber...pero no acaban de irse.
Como una rata corriendo en su propia rueda.

jueves, 30 de abril de 2009

Paranoia

Oigo pasos detrás de mi.
Tiene que ser un tipo que ha tenido un mal dia en el trabajo. Quizás lleva oculto una pistola bajo la chaqueta, o una porra eléctrica de esas que pueden dejarte sin sentido en un instante. Quizás lleva un bote de cloroformo en el bolsillo, y lo esta destapando con una mano y empapando un trapo con ella. Me cogerá por sorpresa por la espalda y me tapará la boca con el paño, haciendo que el cloroformo inunde mis pulmones. Mi actividad neuronal empezaría a bloquearse, hasta que mi sistema nervioso central quede totalmente en silencio, como la superficie de un lago, como un cadáver flotando en el espacio.
Una furgoneta aparecerá por la esquina, y unos tipos me lanzarán dentro. Me despertaré varias horas después atado a una tabla; o eso es lo que dicen. Dicen que para extraerte los óganos tienen que mantenerte vivo y despierto, por algo de que se conservan mejor los órganos. No creo que sea cierto.
O quizás es un psicopata. Me perseguirá hasta mi casa, y luego empezaré a ver cartas en el buzón, escritas con recortes de revistas, en la que dice como se corta pedazos del cuerpo, y como me hará a mi lo mismo.
P.D: le envío un pedazo de mi oreja izquierda.
Miro nerviosamente por encima del hombro. Está demasiado oscuro como para ver algo. Me aprieto contra la pared y hago el gesto de anudarme los cordones de los zapatos. Miro a mi perseguidor.
La chica pasa a mi lado, apartandose el flequillo de la cara. Me lanza una mirada indiferente, y no puedo evitar mirarle las piernas que asoman bajo la falda.
Desde luego, he salido ganando en relación con lo que estaba imaginando.

miércoles, 29 de abril de 2009

Ciencia ficción y relatos paralelos

Sus pisadas resonaban en los charcos de lluvia, y la gente se volvia para verlo pasar. Tenía un abrigo grande y largo, oscuro, por el que el agua goteaba. Su pelo chorreaba.
Tenía una pistola en la mano. La pistola tambien estaba empapada.
Es una semiautomatica, se decía. ¿Seguirá funcionando si se moja un poco?
Espero que si.
La gran bóveda de piedra que envolvía la ciudad le oprimía el pecho, como siempre, y el hecho de estar en la última planta, en lo alto de la masa de metal y cemento, no ayudaba. Era extraño haber desarrollado claustrofobia...teniendo en cuenta que todos ellos habían nacido allí abajo, encerrados bajo tierra. Por siempre bajo tierra.
Tenía que haberle tocado precisamente el dia de lluvía, cuando el sistema automático regaba las calles y las limpiaba de polvo y basura. Pero lo que tenía que hacer...tenía que hacerlo ya. No podía esperar. Ni un instante más.
El bar era un cuchitril horrible en la calle, sucio y asqueroso, rodeado de las fábricas del nivel superior, del humo y de la polución que, pese al agua, no se iba de su olfato. Se paró ante la puerta.
Comprobó su arma. Era una semiautomatica de réplica, de aquellas que algunos técnicos hacían a hurtadillas en la fábrica, entre turnos, y vendían baratas a aquellos que tuvieran alguien a quien matar. Había muchas de esas armas por las calles. La pólvora de los casquillos era de fabricación casera; decían que por cada cien balas que disparases, una de ellas te estallaría en la cara por culpa de la mala calidad del detonante. Sin embargo, nada de eso importaba. Doce cartuchos en la pistola, y tenía otros tres cargadores sujetos al cinturón, cada uno con otros doce cartuchos. Con un poco de suerte acabaría pronto.
Golpeó la puerta con el pie, y disparó al primer tipo que vió moverse. Ninguna persona que fuera a ese bar podía ser inocente, asi que no tendría que preocuparse por los remordimientos.
Disparó tres veces más, acertando una de ellas en el hombro a un hombre joven que estaba delante de la barra y que había hecho el gesto de sacar un arma. Rodó por el suelo y volcó una mesa, parapetandose detrás de ella. Estaba claro que cualquier tipo de bala podría atravesar aquel material barato, pero era mejor eso que ser un blanco visible.
Se asomó y disparó contra la gente del bar hasta que vació el cargador. Mientras soltaba el cargador vacío y ponía uno nuevo, saltó por encima de la barra, notando el impacto de una bala en el hombro. Daba igual, su abrigo podría resistir las balas hasta cierto calibre, aunque el moratón le dolió bastante.
Cayó al otro lado de la barra y disparó en la rodilla al barman, que estaba sacando una escopeta y que cayó pesadamente al suelo.
Necesitaba al barman vivo.
Rodó de nuevo por el suelo, y levantó del cuello al barman, escudándose con su cuerpo y apuntando al resto de gente que quedaba en la sala.
-Solo quiero a éste-dijo, alto y claro-Marchaos antes de que le mate u os mate a vosotros.
Los que aun quedaban se mostraron reticentes, pero al final acabaron por marcharse. El barman se removió.
-¿Que has venido a buscar, Víctar?-gimió, su rótura astillada por la bala.-Tu hermano tenía que pagar por lo que había hecho a La Familia. Si te vas ahora puede que el Don te perdone...
-Silencio, basura-dijo Víctar, empujandole hacia la puerta trasera. Sabía que si seguía un poco en esa dirección llegaría al borde de aquél nivel...una caída de treinta metros hasta el nivel inferior, o de sesenta si rebotaba hasta el siguiente. Después de que Víctar lograra averiguar dónde estaba la guarida del Don, aquel camarero iba a aplastarse contra el asfalto.
Era una ciudad dura.

martes, 28 de abril de 2009

SURREALISMOS

Hacia que dirección se esfuma la piedra, chillaron los animales a coro, viendo sus años de infortunio a punto de acabar. La luna goteaba, traicionera, abriéndose en canal y soltando plateadas tripas sobre los caminantes, que gemían de placer.
Sin embargo, de no haber sido por la hiedra nada de esto habría ocurrido.
Susurra, susurra, susurra la tercera repetición del ciclo de los triangulos alados, penes multiformes que se zambullen en mares de gorgoteo, mientras mas allá la sangre corre y los gritos resuenan. En la oscuridad incipiente de las mentes dormidas, donde todo es llanto, miedo, sexo, dolor, placer y prohibirse a si mismo lo que uno mismo quiere, en ese nucleo sosegado es donde duermen mis palabras.
Una caña de pescar saca peces podridos y corruptos, peces que comes y masticas y escupes y lames del suelo. El grito resuena en las negras paredes de la caverna, en la negrura de los hombres albinos y estúpidos, donde miramos como cristales se funden hasta ser estrellas que ladran, gimen, VITOREAN DESPROPORCIONADAS EL FESTIN DE SANGRE Y LUJURIA de una mente que, sin ser tuya, se refleja y se va hundiendo poco a poco, y sin embargo se encuentra siempre por encima del lodo.

SUEÑO, MUCHO SUEÑO

Sentado en la pantalla del ordenador miras el resplandor las teclas y te preguntas que qué haces despierto a estas horas de la madrugada si no deberías estar ya durmiendo ha sido un dia largo pese a haber dormido por la tarde y quizás deberías haber dado un paseo tienes las piernas cansadas mañana saldrás a correr por la mañana y al menos estaras un poco mejor de ese cansancio acumulativo y de ese dolor de espalda y por la tarde iras de aqui para allá como haces siempre inquilino inquilino inquilino solo caminando caminando sin parar como dijo aquel "nunca me detuve a oler las rosas" aunque a veces me paro...lo importante es permanecer activo y haciendo cosas e interesandome por las cosas y lo que pasa y pensando pensando pensando en historias historias historias y me hundo hundo hundo en lo mas profundo de los sueños que no se acaban...
Los extremos se unen, ¿ves?, dijo el maestro zen.

domingo, 26 de abril de 2009

El árbol

Era un día lluvioso de primavera.
Los cielos estaban cubiertos de nubes, caldeadas por el sol que les golpeaba desde arriba, y abajo la humedad y el calor podían haber llegado a ser molestos.
Estaba sentado a los pies de un árbol. Las hojas no se movían, pero al mirar hacia arriba podía ver las ramas cubriendole, abrazándole. Las ramas que le contaban historias, de cuando aquello había sido un inmenso bosque. De cuando había estado rodeado de hermanos, y había hablado con ellos todos los días. No eran historias tristes; eran historias de felicidad, de dulce agua fresca y de pájaros cantando.
Y aunque con el paso del tiempo sus hermanos habían ido desapareciendo y ya solo quedaban unos pocos y los hombres habían construido un camino y ya nadie se paraba a hablar con él, aun así el árbol no guardaba rencor. Y si un caminante se paraba a hablar con él, contaba las largas historias de susurros al viento y contaba la larga historia de calmo silencio y de feliz luz del sol.
A veces el caminante le respondía. Le contaba sus penas y sus alegrías. Le decía de donde venía y hacia donde iba. Le contaba como era el roce de la piel amada, llorar una noche por su ausencia, reir por una broma y responder a una sonrisa. Le contaba que solo quedaban unos pasos para volver a ver a esa persona...y que al verla le hablaría de las historias del árbol, de sus sueños y de su larga sonrisa.
Le daría las gracias porque, pese a que a veces el cielo estaba oscuro y a veces el calor asfixiaba, pese a la soledad y al paso del tiempo, ella también le cubría con sus ramas y le contaba sus historias.

sábado, 25 de abril de 2009

Vagueza constructiva

Es como esos dias que te levantas y no tienes ganas de hacer nada...pero en bueno.
Nada que hacer y nada que te agobie, solo pasar tranquilamente las horas. Solo tumbarse en la cama y mirar al techo y pensar "Maldita sea, que bien se está aqui".
Hasta apetecería hacer...

Cama mullida,
y antesala de Mayo.
Me encanta esto.

Hasta apetece escribir cosas que nunca apetece escribir.

Sueño, mucho sueño

Caerse de sueño es como hundirse en un pantano. Lo ves todo muy, muy lejano...te quedas frío, como un trozo de carne en el frigorifico, como una pared de cemento en un sótano. Frío.
MIras alrededor y solo ves paredes y suelo y luces y sombras...pero esta todo mascado. Muy mascado. Como si alguien hubiera filtrado lo que hace interesante vivir y respirar y hubiera dejado solo una carcasa vacía de la realidad.
A veces no hace falta estar cayendose de sueño para sentirse asi.

jueves, 23 de abril de 2009

Mañana de abril

Fue una mañana de abril. Él no quería compartir sus recuerdos, y miró el madero de la mesa.
Madero. Mesa.
¿Queda el espíritu del árbol en esa mesa, en esos pedazos de madera? Quizás le podrían preguntar, y la voz de la savia y de las hojas respondería:
-Recuerdo la brisa haciendome cosquillas en las hojas. Recuerdo la sensación del agua trepando por el interior de mi, de la savia fresca. Recuerdo el rumor de las piedrecillas, el canto de los pajaros en mis ramas y de los animales pasando a mi alrededor, viviendo a mi alrededor. Y yo un gigante en el bosque.
La madera se agitaría por el recuerdo, estremeciendose.
-También recuerdo el ruido de los camiones de los hombres, de los pasos de las botas aplastando la hierba y de los motores poniendose en marcha. Recuerdo esquirlas de metal, unidas, perforandome el tronco, esparciendo trozos de mi por doquier, hasta seccionarme por la mitad. Y el vértigo, cuando mi copa cayó, cayó y se etrelló contra el suelo. Luego me quitaron las ramas y me arrancaron la corteza, y me apilaron junto con otros cadáveres para que al evaporarse el agua de mi tronco no me doblara y mi muerte hubiera sido en vano. Recuerdo la radial al cortarme en tablones, y las sierras al cortarme en trozos pequeños. Las lijas arrancandome los trozos rotos, astillados. El ensablado final. Y la caricia de la brocha empapada en barniz, que no es otra cosa que la sangre de otro árbol, diluida en un disolvente.
Quizás su interlocutor sentiría pena.
Quizás no.

miércoles, 22 de abril de 2009

¿Que significa esto? ¿Y esto?

Un dia, Lupito el conejo se tiró en el sofá y encendió el televisor. Su esposa, Mariana, una coneja de grandes orejas y grandes dientes, le miró y le dijo:
-Como si no tuviera suficiente con limpiar esta guarida de conejos, te tienes que sentar otra vez a dejarlo todo perdido de viruta de zanahoria; ¿quiere su alteza quiere que le traiga algo? ¡Tch!
La señora coneja había tenido una vida corta pero llena de experiencias; para empezar, cada año tenía varias camadas de gazapos, entre cuatro y doce, y tenia que limpiar los largos y grandes túneles de la madriguera. Tenía un sentido del humor mordaz.
-Bueno, puedes traerme...-dijo Lupito, sin incorporarse.
-¡Quita!-dijo Mariana, enseñando los dientes y apretando las orejas hacia abajo-¿Es que no sabes lo que es el sarcasmo?
Lupito se incorporó un poco, intrigado.
-No, ¿que es el sarcasmo?-inquirió.
La señora conejo le miró por encima del hombro y le espetó:
-¿Por que no vas a preguntarselo a tus amigotes?-y añadió por lo bajo-A ver si asi no me dejas esto tan asqueroso...
-¡Bien!-dijo el conejo, levantandose-¡Ire a preguntarle a mis amigos qué es el sarcasmo!
Asi que se arrastró por los túneles de tierra húmeda y salió al exterior, al bosque. Fuera hacía un dia precioso; cielo azul salpicado de nubes. Perfecto, se dijo Lupito, mis amigos tienen que estar al lado de la charca jugando. Los encontraré y me dirán qué es el sarcasmo.
Sus amigos estaban, en efecto, al lado de la charca, jugando a tirar piedras contra la superficie, viendo cuantas veces rebotaban antes de hundirse. El conejo se acercó, sonriente.
-¡Hola amigos!-exclamó, y ellos se volvieron.
-¡Hola, Lupito!-dijeron ellos-¿Tu mujer te ha dejado salir? ¿Que pasa, hoy los calzones estaban en la lavadora?-rieron.
Lupito no llevaba nunca calzones, pero se rió y asintió con la cabeza.
-Bueno...ehh, si...-tosió un poco-Por ahí andan...
-Bueno, no te preocupes-dijo el pato, lanzando una mirada socarrona a sus compañeros-, seguro que tu mujer se calza los pantalones y te puedes volver a poner los calzones...dentro de muy poco.-todos rieron, incluyendo el conejo, que no sabía muy bien de que hablaban...
-Si, bueno-dijo, rascandose los bigotes-Es que...bueno...¿sabeis lo que es el sarcasmo? Es que mi mujer me ha dicho que...ella no lo sabía y que os lo preguntara a vosotros...
Los amigos se quedaron callados, y se miraron entre ellos.
-Em...-dijo el pato-No...no lo sabemos...
-Ah. Bueno.-dijo el conejo-¿Sabeis quien es el mas listo del bosque? Podría preguntarle a él...
Los amigos se volvieron a mirar entre ellos.
-¿Seguro que quieres saber lo que es el sarcasmo?-dijo el pato, bajando la voz.
-Si, ¡quiero saberlo!-dijo el conejo.
-Sarcasmo es escribir un cuento sobre un conejo muy tonto que no sabe lo que es el sarcasmo...y ser tan tonto que no se te ocurra una última frase sarcástica.-dijo el pato, alzando las alas.
-¿Por que no vas a tumbarte un rato, Wences?-dijo el conejo, mirando a cámara y saltándose de paso el eje-Que lo de empinar el codo para inspirarse no hay que tomarselo tan a rajatabla...

Eso es sarcasmo.

No apto para amantes de los coches

Sales a la calle. Esta llena de coches y de humo. De coches.
Vehiculos cromados, balas grandes que se llenan de gente y se estampan contra los quitamiedos a ciento cincuenta kilometros por hora. Mira como choca a camara lenta.
Primero, el piloto, que no estaba atento a lo que tenía delante. Estaba escuchando, sin escuchar, la bronca de su mujer. En realidad estaba pensando en lo que le dolían los pies, en cuantos años le quedaban a la hipoteca, en el precio de la gasolina y en lo atractiva que era aquella chica en la gasolinera. Quien fuera unos pantalones vaqueros.
Los niños que chillan en el asiento de atrás tampoco ayudaban mucho a que se concentrara en la carretera. Niños, niños, dejad tranquilo a papá, chillaba la mujer. Para que pueda gritarme ella, pensaba papá.
La cara del conductor se vuelve repentinamente hacia la calzada, como recordando a qué tenía que estar atento. Da un volantazo, y la puerta izquierda se abolla al chocar contra aquel coche que le estaba adelantando y que él no había visto, pensando en los vaqueros. Las ruedas chirrían en el asfalto caliente, tres carriles, diez metros y medio de alquitrán y grava que le separan del quitamiedos.
El vehiculo hace un par de eses, y se acerca inevitablemente a la larga cinta de metal moldeado.
Se estrella.
Primero el morro se arruga, lentamente, y las esquirlas de cristal de intermitentes y faros saltan en todas direcciones. El morro se arruga como un acordeón, comprimiendo el motor y destrozandolo. El lado derecho es el que ha golpeado primero la barrera.
Las ruedas traseras del coche comienzan a elevarse del suelo, y comienza la primera vuelta de campana del coche. Pasen y vean, el circo de lo increíble; observen como un pedazo de metal de 1750 kilos, (con un varon, 36 años, caucasico, 92 kilos; una hembra, 34 años, caucasica, 89 kilos; un varon, 8 años, caucasico, 45 kilos y una hembra, 12 años, caucasica, 50 kilos) anula temporamente los efectos de la gravedad y se eleva tres metros por encima del suelo, dando vueltas de campana.
Pasen y vean.
Primera vuelta. El conductor se golpea la cabeza contra el volante, y comienza a sangrar. Los niños chillan, pero ahora el tono es diferente. El niño, que no tenía el cinturón de seguridad abrochado, ha atravesado como una bala el parabrisas, y su grito se aleja con efecto doppler. La mujer se golpea la nuca contra el reposacabezas mal posicionado y queda inconsciente. La niña tenía el cinturón puesto.
Segunda vuelta. El parabrisas roto inunda los asientos de astillas de cristal, y con ellos a los ocupantes de dentro. Los airbags mal regulados saltan, y la mujer, inconsciente en el asiento de delante, no se da cuenta de que sus vias respiratorias estan repentinamente cerradas.
Tercera vuelta. La cara del conductor sangra, llena de cristales. La niña sigue chillando.
Cuarta vuelta. El coche esta vertical, con el morro clavado en el suelo. No llega a completar la vuelta y cae, quedando sobre el capó.
Hay un olor a gasolina en el aire.
Y el motor destrozado aun quiere quemar gasolina.
Los coches son ataúdes con ruedas.

Escatología

Bueno, se dijo Samuel. Quizás ya va siendo hora de que me marche.
Estaba en un café, en una de las calles del centro de la ciudad. Fuera las calles se empapaban bajo la gris lluvia, y la gente pasaba a toda prisa, intentando guarnecerse en un lugar seco. A veces podía ver parejas cogidas del brazo, bajo el mismo paraguas, y una punzada de celos indefinidos le pinchaba. Maldita gente normal.
Se puso la chaqueta y cogió su paraguas, dejando la cuenta en la barra. Había esperado más de una hora a que ella llegara, pero al final...al final no había venido.
El viento frío de la calle le golpeó, y se subió los cuellos de la chaqueta mientras se cubría con el paraguas. Un dia de lluvia, de esos en los que el cielo está tan oscuro que no se sabe que hora es; perfectamente podría estar anocheciendo.
Suspiró. Su pie izquierdo se metió en un charco.
Tarde, tarde...tarde. Nunca llegaba a su hora. No era que no quisiera ir ni que no pensara en hacerlo; sencillamente, no llegaba nunca a la hora que debería. Ahora se dirigiría a su casa, a ver que había ocurrido esta vez. Aquella vez que su casa se había inundado porque las tuberías se habían atascado. O aquella otra que a su vecina se le había inundado la casa de gas, y ella se había pasado una hora sacando sus cosas a la calle, por si la explosión alcanzaba su apartamento. O aquella otra que su vecino intentó suicidarse con una cuerda y una granada de mano metida en la boca...a ella siempre le estaban ocurriendo cosas extrañas...
Ah, hablando del rey de Roma...
Ludmila venía corriendo calle abajo, vestida solamente con una camiseta y unos vaqueros. Estaba empapada de pies a cabeza, y no llevaba ni paraguas ni un misero chubasquero.
-¡Hola!-dijo Samuel, sonriendo. Le miró los pies; no llevaba zapatos. Tenía que haber sido algo grande aquella vez-¿Que ha pasado?
-Por favor, tienes que venir a mi casa-dijo ella, mirandole a los ojos. Tenía la cara empapada de agua, los ojos húmedos. Su camiseta se pegaba, húmeda, a su torso, y se le notaba el sujetador por debajo de la fina y mojada tela.
Desde luego que voy a ir a tu casa, se dijo Samuel.
-Claro-dijo, y le pasó un brazo por encima de los hombros. Tiritaba. Pese a las buenas vistas le tendió su chaqueta, y ella se arrebujó en la tela gruesa. De todas formas la camiseta solo empaparía la chaqueta...
Fueron a toda prisa a la casa de Ludmila. ¿Que sería aquella vez? Samuel ya estaba curado de espantos, pero tambien lo estaba ella, y sin embargo parecía bastante nerviosa. Ya verían lo que era.
Entraron en el apartamento. Por todas partes se veían las señales de que allí vivía alguien joven; posters, figuras de plástico de series animadas, ropa tirada por doquier, y un tenue olor a comida del dia anterior dejada en el fregadero. Samuel cerró el paraguas. Su apartamento olía por el estilo.
-¿Donde está eso que quieres enseñarme?-dijo, quitandole con suavidad la chaqueta.
Ella le hizo un gesto con la mano para que esperara, y asi lo hizo él. Cuando Ludmila volvió con una camiseta seca, él se arrepintió de no haberla seguido a su cuarto.
-Sigueme-dijo ella, cogiendolo con decisión del brazo.
El se dejó llevar.
Y ella lo llevó al cuarto de baño. Lo puso al lado del retrete. Y señaló.
-Levanta la tapa-dijo.
Oh dios. ¿En serio me ha llevado para que vea su...?
-Vamos, mira.-dijo ella-Por favor.
Samuel levantó la tapa lentamente, sin desear ver lo que había debajo. Sin embargo, una vez lo hubo visto, la abrió del todo.
Paso un minuto.
Pasaron dos minutos.
Pasaron diez minutos y Samuel bajo la tapa.
Y miró a Ludmila.
-¿...esas cosas que se movían...?-dijo solamente.
-Viste lo que eran. Sabes lo que eran-dijo ella. Y continuó-¿Y viste...lo que había en lo alto del todo...?
Para no verlo, penso Samuel.
-Si-contestó únicamente.
Estaba todo tan rojo...incluso desde donde estaba podía sentir el calor...
-¿Podemos...podemos ir al salón?-solo quiero irme de esta habitación, pensó Samuel.
Ella asintió.
Se sentarón, sin mirarse apenas a la cara.
-Tendrás...tendras que tener cuidado a partir de ahora...-dijo Samuel-Ya sabes...no vayan a...
-Estan bastante abajo, ya lo viste-dijo Ludmila-No creo ni siquiera que puedan vernos.
No con lo que les estan haciendo, desde luego, pensó Samuel.
Increible.
-Este tipo de cosas solo me pasan a mi-dijo Ludmila.
Desde luego, pensó Samuel.
Porque lo que había visto alla, dentro del inodoro, había sido como uno de aquellos cuadros de El Bosco. Lleno de figuras, torturadas...y en lo alto del todo, aquella figura bestial, mitad hombre mitad animal, con aquellos cuernos descomunales...y tan afilados...
Era una especie...de portal...
Increible.
Mi novia tiene un portal al Infierno en el water.
-Si, este tipo de cosas solo te pasan a ti-murmuró.
La miró a la cara. Aun seguía angustiada.
-¿Estás...quiero decir, estás bien?-dijo, poniendole una mano en el hombro.
Ella asintió, y sonrió despreocupada.
-Si, bueno-dijo, encogiendose de hombros-Ya sabes, es raro...pero hay que verle el lado bueno.
-¿Que lado bueno?
-No creo que las tuberías vuelvan a atascarse.

martes, 21 de abril de 2009

Pornografía gatuna

Supongo que me lo merecía igualmente...
Me abrí a mi misma en canal y coloqué, muy muy despacio, todos mis órganos internos encima de la mesa. Los limpié con calma con una brocha de cerdas suaves, susurrandoles que no gritaran tanto.
Mientras, en el suelo, el gato se relamía sospechosamente...parecía tramar algo. Me encargué de él cautelosamente, metiendole en la jaula y mirando como se debatía en un rugir silencioso. A veces me miraba, y en sus ojos notaba el sabor de la venganza, dulce y traicionera. Al fin y al cabo, por él acabé así...
Saqué a tender mi piel. Fuera hacía un día delicioso, pero quizás había demasiado polvo para mis folículos capilares, por lo que me contenté con poner el tendedero en el interior y dejarla allí a que se secara. Recoloqué meticulosamente mis senos, de manera que quedaron perfectamente alineados sobre mis pectorales y no se movieran de manera ostensible. Al gato le gustaba mucho dejarme en ridiculo, y aquella era una de sus maneras preferidas.
Todo empezó hará cosa de un año...me encontre al gato en una cajita de cartón. Alguien lo había abandonado, y eso que apenas acabaría de llegar a la edad adulta. Asi que lo cogí y me lo lleve a casa.
Al principio se portaba muy bien, siempre cariñoso y atento. Pero poco a poco me fui dando cuenta...se me quedaba mirando siempre. Siempre. Se metía en mi cuarto mientras me cambiaba, y me lanzaba miradas fisgonas, miradas lascivas mientras el pelo de mis brazos se erizaba lentamente. Siempre lo echaba, pero el maldito gato había aprendido a abrir las puertas, asi que me miraba...me miraba en la ducha y en mi habitación, en todo momento...
Y ya no podía aguantarlo mas.
Lo eché de casa.
Pero el maldito gato volvio, volvio, y volvió a ponerse sentado en el lavabo, mientras yo intentaba taparme con la toalla. Me la anudaba por debajo de las axilas para cubrirme, pero el bajaba y se restregaba por mis piernas, lanzando miradas de soslayo hacia arriba, por debajo de la toalla...
Reconozco que me pasé. No hacía falta haberlo hecho, pero comprendedme...el maldito gato solo me miraba, me miraba y su lascivia era mi vergüenza, dia y noche.
Asi que lo ahogué.
Si, lo ahogue. Nunca había pisado una hormiga, y ahogué a ese gato. Supongo que podreis comprender...al menos un poco, como me sentía.
Pues bien...¿de pequeños no leisteis libros de la mitología egipcia? ¿Los gatos, guardianes de ultratumba? Pues mi gato, asqueroso salido, resultó ser uno de esos.
Me mató...pero no me mató. Como esas momias viejas, solo que mi carne no se arrugó. Mis órganos mantienen una vida y una consciencia aparte de mi, solo que sin vasos canopos, y mi piel es como un vestido sobre mis músculos.
Direis, oh, que interesante. Que emocionante.
Pues bien, para alguien que solo quiere vivir una vida normal, salir con sus amigos, conocer chicos, ese tipo de cosas, es un problema bastante grave. Pero bueno...que le puedo hacer. Las cosas están como están...y que demonios, podrían estar peor.
Maldito gato salido...

lunes, 20 de abril de 2009

Pero es que no tengo ganas...

Estoy sentado en la facultad...y no tengo ganas.
¿Sabeis de que dias hablo, verdad? ¿Esos dias en los que no quieres moverte ni un centimetro? ¿Que lo único que apetece es ver pelis y rascarse las pelotas?
Pues asi es como estoy hoy.
Intentando tardar lo menos posible en escribir...aunque luego vaya a escribir mas cosas.
Veamos.
Tendré que ir a clase...y ver a las gentes de clase, y ver a la profesora...y ponerme a aparentar...
¡A aparentar que no me caigo de sueño! ¡Quiero dormir, maldita sea!
Pero no, no creo que pueda dormir...no hasta muy tarde en la noche, cuando ya no tendre ni sueño...
Porras.
Ya es la hora.
Por cierto, para los que veis el blog (Javier y Luz solamente xD), aqui esta la dirección del blog del corto de Luz...para que la veais.
A Luz no le hace falta, claro esta xD, pero sois los dos unicos que se que leen esto...
La direccion es:
http://produccionespandemonium.blogspot.com/
Y asi veis a los super actores y las cosas y eso.
No quiero ir a clase...

Cómo sentirse bien

En el balcon de casa. La brisa me golpea la cara y me agita el pelo alrededor de los ojos, no me deja ver. Me lo aparto con una mano, mientras la otra descansa en la barandilla.
Debajo, pequeños como hormiguitas, veo tipos atareados con maletines. A algun sitio tendrán que ir, si van tan rápido. La luz del atardecer golpea de plano la pared de la casa, y todo está inundado de esa luz anaranjada. Las nubes se deslizan, perezosas, por el cielo, sin querer alejarse de los rayos aun cálidos del sol de septiembre.
Una caricia en mi nuca me produce un repentino escalofrío.
Mis ojos se cruzan con su sonrisa, y al apoyar su cabeza en mi hombro noto su cabello haciendome cosquillas en la mejilla.
Su mano acaba de apoyarse en la mia, y me doy cuenta del frío que hace fuera.
-¿Tienes frío?-a veces parece como si me leyera la mente.
Un poco. ¿Quieres acercarte un poco más?
Así.
Sonrio.
El vuelo de las golondrinas corta el aire, y sus chillidos bajan y suben. Hay un nido sobre nuestras cabezas, en la esquina de arriba del balcon, y algunas se meten dentro, sus alas sobresaliendo mientras se cuelan en el hueco de barro.
El verano se esta acabando...una vez mas. Los dias se van acortando, el frío se va acercando cada vez mas, y las golondrinas emigraran a climas mas calientes.
A mi no me hace falta emigrar. Ya no.
Abrázame un poco mas fuerte. Te sonrio.
Y me sonries.

domingo, 19 de abril de 2009

Soy la soledad indefinida de Jack

Mirando dentro,
primavera de lluvia.
Caricias...adiós.

sábado, 18 de abril de 2009

Film Noir 2

Si...comenzare desde el principio.
Hacia ya bastante tiempo que nadie venia a mi con un trabajo; estaba en numeros rojos, mi cartera olía a soledad y las ratas tenían miedo de salir del desvan del despacho.
Son tiempos duros, muñeca, no pongas esa cara.
El trabajo de detective es una de las cosas mas aburridas que existen, pero aprendes bastantes cosas acerca de la naturaleza humana. La primera, no confies en nadie. La segunda, ni en tu madre. Y lo que siempre te diran los viejos sabuesos es que nunca, bajo ningun concepto, confies en una chica guapa. Siempre traen problemas.
Pero es bastante mas facil decirlo que hacerlo.
Aquella tarde, hace una semana, estaba tan aburrido como siempre en mi despacho. No hay nada que hacer, salvo esperar llamadas, y cuando no se producen es bastante complicado sacudirse el aburrimiento.
Entonces llego ella.
Bianca llenaba la habitacion con solo entrar en ella. Nada mas cruzaba el umbral tenías que dejar lo que tuvieras entre manos, ya fuera una llamada, como estaba haciendo yo, o fuera incluso dar de comer a tu anciana abuelita. La unica forma de describir a Bianca era como...deslumbrante.
Nada mas entro por la puerta, me dije; ten cuidado con ella.
Se presento a si misma como Bianca Langshfore, la esposa de Emile Langshfore. Me tendio una mano enguantada con un diamante de casi dos centimetros, y me llamo de usted.
Estabamos metiendonos en terreno pantanoso. ¿Para que querría una señora como esa los servicios de un detective mugriento como yo, que apenas podia pagar a la casera? Si estaba allí era porque algo quería sacar de mi.
Me explicó que no podía afrontar el problema ella sola, que necesitaba mi ayuda. Que su marido tenía algo entre manos...y que ella no sabia que era.
Pobre, estupida Bianca.
Y pobre, estupido de mi. Debí haber desconfiado de esa pequeña zorra, de esa hermosa zorra, debí haberla echado de mi despacho a gritos. Debí haberlo hecho.
No lo hice.
La norma de desconfiar de las mujeres atractivas deberían grabarnoslas a fuego a los detectives y policias, ¿sabe? Deberían...¿sabe usted lo que es el perro de Pavlov? Si, usted es una chica lista. Pues deberían condicionarnos a todos a echar a patadas de nuestros despachos a las mujeres encantadoras. Malditas sean todas.
Me dijo que fuera al dia siguiente a su casa, que me pondria al corriente de todo. Y claro, su figura...no podia dejar de mirar su hermos figura, enguantada en el vestido blanco, con el abrigo de pieles colgando de su brazo.
Le dije que alli estaría.
Cuando se marchó fue casi como si su embrujo se hubiera evaporado. Me tire de los pelos, maldecí, e incluso pense en echarme atras. Pero, como ya te dije, muñeca, estaba en números rojos.
Sin embargo...antes tenía que enterarme de en donde me estaba metiendo.
Mis contactos en la calle me dijeron que la bella dama había nacido en una familia pobre, y se había labrado su camino hacia la cima atrayendo a un marido rico tras otro. Acerca del marido, el chofer de la casa me comentó, tras unas cuantas rondas de vodka, que el hombre estaba harto del pendón de su mujer, y que a veces los gritos se podían oir por toda la casa.
Era todo lo que necesitaba oir.
Decía ser una dama en apuros...¿lo era, o solo estaba fingiendo?
A la mañana siguiente me dirigí hacia su casa...

viernes, 17 de abril de 2009

Uno rapidito

Hoy no tengo demasiado tiempo, asi que voy a ir editando la entrada poco a poco a lo largo del dia.
¡Va a quedar una cosa horrible! (risas)

-¡Vamos, Juanito, baja de una vez!
Juanito recogio sus juguetes a toda prisa, los metio en su baul y se lanzo escaleras abajo.
Fuera el dia primaveral estaba en todo su esplendor; las nubes blancas surcaban el cielo, y el sol se reflejaba en las hojas. Habia pajaros en las ramas, cantando, y el rumor de las hojas y la brisa abanicandole los oidos.
Ante el estaba María, la muchacha que le había llamado. Tenía un año mas que él, y siempre le trataba como quería. Era un poco abusona, pero a Juanito no le impotaba. Secretamente estaba enamorado de ella.
-Eres un tardón-le espetó María, dandole una colleja en el cuello. Juanito se puso la mano en la nuca, frotandose alli donde dolía, pero no dijo nada. María estaba a veces de mal humor, pero era tan guapa...y era su mejor amiga. Ella continuó sermoneandole-He tenido que llamarte tres veces para que bajaras...
Juanito no dijo nada.
-Bueno, da igual-murmuró ella. Le paso un brazo por el hombro y lo sacudio un poco, empezando a alejarse de la casa de él.-He descubierto una cosa...-rio suavemente-...que seguro que te encanta.
Juanito sonrio, pero siguio en silencio. No era porque estuviera enfadado; sencillamente sabia que ella no iba a decir de que hablaba.
Al final de su pequeño pueblo habia un pequeño bosque. El bosque habia formado parte hacia años de los terrenos de una casa señorial, pero muchos años antes de que Juanito o María hubiesen nacido ya estaba abandonada. Era imposible entrar, porque todas las puertas estaban tapiadas, incluso las de los pisos superiores; nadie podia ver que habia dentro.

jueves, 16 de abril de 2009

Film noir 1

Mis parpados tiemblan.
Hace frío, y no se muy bien donde esta el suelo y donde el techo. Hace frío y noto humedad en los pies. Entreabro los ojos y todo esta borroso, un puñado de manchas danzantes.
De pronto todo se coloca en el lugar adecuado; mi cabeza reposa en el suelo de una celda maloliente, el tipo de celda en la que tipos sudorosos, rancios, que apestan a alcohol y orines pasan las noches. Yo he pasado mas de una noche en una celda como esta.
Me levanto tambaleante, e imediatamente vuelvo a caer. Mis codos hacen un ruido sordo al chocar contra el suelo, y emito un quejido. El tipejo que tengo a la derecha es un hombre desgreñado y con aspecto de no haber visto agua desde hace un par de años por lo menos. No en una ducha, y menos aun en un vaso.
Sonrio y el tipo me sonrie. Supongo que ambos nos reimos del otro.
La reja de la celda se abre con un estrepito, y cuatro manos me aferran, me revolean por el suelo. Las esposas se cierran como torniquetes en torno a mis muñecas; tampoco es nada que no hubiera sentido nunca. Un policia joven, con la espalda tan ancha como un armario, me levanta del cuello de la camisa y me lleva por los pasillos frios de los calabozos hasta los pasillos bien acondicionados de la comisaria. Allí se pavonean con sus uniformes los hombres de la ley, mirandome por encima del hombro como el trozo de escoria que soy a sus ojos. No les culpo; yo tambien fui estupido y tambien lleve un uniforme, antes de que me quitaran la placa y tuviera que dedicarme a rebuscar en la basura de los maridos infieles y de los palurdos que querian engañar al seguro.
El joven de las espaldas descomunales me estampa en una silla, en una sala de interrogatorios. Mientras me desata y me vuelve a atar las manos al respaldo de la silla, miro la habitacion. Se ve que ya me conocen, porque han traido provisiones; varios termos de cafe y una bolsa de bocadillos. Si no quiero que me saquen información no se me puede convencer.
Ni siquiera ahora; daría mi ojo derecho por una maldita taza de cafe.
-Maldita sea, Mike-el teniente Antolini me lanza una mirada asesina y sacude la cabeza-Eres un idiota, uno de los idiotas mas grandes que he conocido, pero no sabia que fueras a ser capaz de esto.
No respondo. No aguanto a este cerdo.
-Se que me lo vas a intentar poner dificil, Mike-dijo Antolini, sentandose en la mesa. A su derecha se situa el joven; estaba mas que claro que iban a hacer el tipico poli bueno, poli malo. Aunque a Antolini le suele gustar hacer el poli malo, poli peor.
-Por eso-continua el cerdo-vamos a hacer como los deportistas. ¿Haces deporte ultimamente, Mike?
-Me folle a tu madre ayer, ¿eso cuenta?
Los nudillos de Antolini me machacan el pomulo como un piston de acero, pero no me pilla por sorpresa.
-Los deportistas-Antolini intenta parecer calmado, pero se lo que le revienta que insulten a su madre-siempre calientan antes de hacer ejercicio. Asi que-esta vez es la mejilla la que se machaca, y noto como los dientes me cortan por dentro. Empiezo a sangrar-vamos a calentarte.
Le escupo en la cara, y la sangre oscura le gotea por la nariz y le cae cerca de la comisura de la boca. Le tengo especial odio a Antonini; se follaba a mi exmujer. Para ser exactos, el fue la causa de que se convirtiera en mi exmujer. Sin embargo, el seguia tratandome como si fueramos aun compañeros de patrulla, aunque estaba claro que fingiera.
Antonini me desprecia, y mucho.
Oigo un chasquido cuando el puño del poli joven me rompe la nariz, y jadeo mientras Antonini me golpea las costillas. No me muevo. No tendria demasiado sentido.
Al cabo de un rato se aburren, y Antonini decide que quizas habria que empezar a hacer preguntas. Al fin y al cabo es lo que se supone que los polis hacen.
-Tu la has matado-es una afirmacion, no una pregunta.
Mis labios no se mueven.
-El teniente te ha hecho una pregunta, ¡responde!-el policia joven me golpea, y mi cabeza gira hacia un lado a toda velocidad. Un poco mas y me habria quedado inconsciente; un poco mas y mi cabeza habria dado la vuelta y se habria desenroscado, como en los dibujos animados de la Warner.
Escupo sangre en los pantalones y zapatos del joven. Le costara quitar la mancha.
-Golpeale hasta que los dientes le bailen claqué en la mandibula-escucho a Antonini decir.
Esta vez el puñetazo me manda directamente a la inconsciencia.

Cuando me despierto, creo estar en un sueño. Delante de mi, radiante y hermosa, esta una diosa. Su pelo oscuro cae en ondas por su espalda y su pecho, y lleva un traje elegante y femenino. ¿Un traje?
Entonces no es un sueño, estoy despierto. Esta es Gonzalez, de Homicidios. La he visto un par de veces por la comisaria; es imposible apartar los ojos de su figura.
-Michel McFinn...señor McFinn, ¿se encuentra usted bien?
Su voz es dulce, dulce.
Dulce.
Antonini, maldito bastardo. Sabes que las mujeres me pueden.
Asiento.
Ella sonrie, ligeramente complacida. Esto te va a valer un ascenso, muñeca.
-Por favor, cuenteme...su version de los hechos-me susurra.
El recuerdo invade mi mente. Bianca...Bianca tumbada en el suelo. La sangre trepa por su precioso vestido, su preciosa sangre por su vestido. La bala le atraveso el corazon.
Esta muerta, inmovil en el suelo.
La pistola esta en mi mano, tibia. La miro, y veo mi reflejo en el cañon. Subiendo la calle llega el rumor de las sirenas de la policia, y las cortinas empiezan a empaparse del color azul de sus luces.
Si, las mujeres siempre me han podido.
-Aflojeme un poco estas esposas y le contare todo lo que quiera saber.
Ella hace un gesto a un policia que esta apoyado en la pared y este se acerca y me quita las esposas. Me froto las muñecas.
-De acuerdo-dice ella. Se que tiene una grabadora y que Antonini escucha desde detras de aquel espejo, pero, ¿que importa ya?-Empice.
Asi que comienzo a contarle mi historia.