lunes, 6 de julio de 2009

La esposa

Sabe que se lo he dicho mil veces, pero no me escucha. Golpea y golpea con el pie en el suelo, haciendo ese ruido insoportable. Me levantaría y le gritaría, si, lo haría, le gritaría por todas las cosas que ha hecho mal. Y mirale, que no deja de mover el pie. Ahora se pasa la mano por la cabeza, repeinandose el pelo grasiento; nunca se lava, le apesta la boca, además se está quedando calvo.
Y su pie, su pie, su pie.
Me vuelvo y alargó la mano, con el ruido de la suela del zapato clavandose en mis sesos.
Mis dedos se cierran en torno al mango de la pala.

2 comentarios:

  1. muy postal no?, ya me estoy acostumbrando a tus historias de un parrafo, cuando las hagas asi de cortas sobreentendemos que me quedo con las ganas de mas vale? para no repetirme tanto...

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  2. jajajajaja ok ok
    me alegro de que te quedes con ganas en realidad... :p

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