En aquella calle del gato persa que no podía, no podía, no podía caminar, la v de su cintura se bambolleaba suavemente de un lado para otro, invitadora y asfixiante al miamo tiempo. Si el gato no hubiera saltado, cruzado la calle o gritado de un lado para otro, aquel arbol de cabello rubio y sonrisa grata no habría musitado aquel largo; OOOOOHHHHHH
(entre relato y relato...para desentumecer los dedos? no, para relajar un poco la mente...)
Feliz veraneo
Hace 11 años
bien bien, como cuando te daba por hablar sin parar compitiendo con carlos haber quien decia mas cosas sin sentido
ResponderEliminareso mismo!
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