viernes, 11 de septiembre de 2009

El horror

Puede que me equivoque.
Puede que me equivoque y que no haya visto nada.
Cuando me asomé por aquella ventana, vi algo que ojalá hubiera podido borrar de mi memoria.
En un sillón, con los brazos apoyados en el regazo, habia una señora haciendo punto. Sus dedos se movian con destreza, pero lo que de aquellas largas agujas surgía era a la vez espeluznante e hipnótico.
Eran unos calzoncillos, cubiertos con un motivo de pajaritos de color verde. Eran de lana.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Sueño febril

Aquel dia soñó que se despertaba y que todo el mundo se había vuelto en su contra.
No era una cuestion de que ocurria a su alrededor, sino de por que pensaba que ocurría. ¿Acaso no era él el que, con sus estupideces, habia llevado la situacion a ese punto? No habia ni una persona en la tierra que le pudiera decir lo contrario.
Bajo la tormenta de su misma palabrería se sentía solitario y amargado, vacío como una bolsa de aire bajo las arenas húmedas; bolsa que captura estúpidamente al incauto viandante.
Una vez hubo terminado con la autocompasión, cuando no le quedaba carne que rascar, despertó.
Se encontraba en una cama redonda, de sabanas de seda.