Él hacía años que había abandonado a su familia, y de vez en cuando los remordimientos volvían, trayendole recuerdos lejanos. Hacía veinte años ya desde su traición, y solo en el bar frente a un bourbon, y pese a todas las veces que lo había conseguido, no lograba encontrar una sola excusa para lo que había hecho. Suspiró, pagó la cuenta y salió al frío de la calle, alejandose de la suave música de jazz.a
Había tenido mucho tiempo para buscar las palabras exactas de su disculpa. Se acercaría a la que fue su mujer y le diría, sin poder contener un nudo en la garganta:
-Marta, siento el daño que te hice. No tengo ni idea de por que tienes que haber pasado, pero te juro que, a partir de ahora, siempre podras contar conmigo...
O quizás le dijera:
-Marta, tu y la niña siempre fuisteis lo mas importante para mí. Enmendaré todo lo que hice, te lo prometo...
Suspiró, agitando la cabeza. Quizás la iría a visitar mañana. O mejor pasado; así no tendría resaca. Claro. Pasado mañana.
Pasó junto a una chica, sin atreverse a mirarla. En mitad de la noche, con aquellas pintas...quizás tuviera una enfermedad o fuera a atracarle. Pasó sin mirarla a la cara, acelerando el paso. Solo estuvo tranquilo cuando hubo girado la esquina.
Era su
hija!!!!!!
(Este relato no me gusta. Por eso el final es tan...lleno de exclamaciones y en cursiva. Un poco con el cachondeo de los finales [algunos solo, eh?] super chungos que ponen a veces Poe y Lovecraft...no, no me gusta mucho)