martes, 21 de abril de 2009

Pornografía gatuna

Supongo que me lo merecía igualmente...
Me abrí a mi misma en canal y coloqué, muy muy despacio, todos mis órganos internos encima de la mesa. Los limpié con calma con una brocha de cerdas suaves, susurrandoles que no gritaran tanto.
Mientras, en el suelo, el gato se relamía sospechosamente...parecía tramar algo. Me encargué de él cautelosamente, metiendole en la jaula y mirando como se debatía en un rugir silencioso. A veces me miraba, y en sus ojos notaba el sabor de la venganza, dulce y traicionera. Al fin y al cabo, por él acabé así...
Saqué a tender mi piel. Fuera hacía un día delicioso, pero quizás había demasiado polvo para mis folículos capilares, por lo que me contenté con poner el tendedero en el interior y dejarla allí a que se secara. Recoloqué meticulosamente mis senos, de manera que quedaron perfectamente alineados sobre mis pectorales y no se movieran de manera ostensible. Al gato le gustaba mucho dejarme en ridiculo, y aquella era una de sus maneras preferidas.
Todo empezó hará cosa de un año...me encontre al gato en una cajita de cartón. Alguien lo había abandonado, y eso que apenas acabaría de llegar a la edad adulta. Asi que lo cogí y me lo lleve a casa.
Al principio se portaba muy bien, siempre cariñoso y atento. Pero poco a poco me fui dando cuenta...se me quedaba mirando siempre. Siempre. Se metía en mi cuarto mientras me cambiaba, y me lanzaba miradas fisgonas, miradas lascivas mientras el pelo de mis brazos se erizaba lentamente. Siempre lo echaba, pero el maldito gato había aprendido a abrir las puertas, asi que me miraba...me miraba en la ducha y en mi habitación, en todo momento...
Y ya no podía aguantarlo mas.
Lo eché de casa.
Pero el maldito gato volvio, volvio, y volvió a ponerse sentado en el lavabo, mientras yo intentaba taparme con la toalla. Me la anudaba por debajo de las axilas para cubrirme, pero el bajaba y se restregaba por mis piernas, lanzando miradas de soslayo hacia arriba, por debajo de la toalla...
Reconozco que me pasé. No hacía falta haberlo hecho, pero comprendedme...el maldito gato solo me miraba, me miraba y su lascivia era mi vergüenza, dia y noche.
Asi que lo ahogué.
Si, lo ahogue. Nunca había pisado una hormiga, y ahogué a ese gato. Supongo que podreis comprender...al menos un poco, como me sentía.
Pues bien...¿de pequeños no leisteis libros de la mitología egipcia? ¿Los gatos, guardianes de ultratumba? Pues mi gato, asqueroso salido, resultó ser uno de esos.
Me mató...pero no me mató. Como esas momias viejas, solo que mi carne no se arrugó. Mis órganos mantienen una vida y una consciencia aparte de mi, solo que sin vasos canopos, y mi piel es como un vestido sobre mis músculos.
Direis, oh, que interesante. Que emocionante.
Pues bien, para alguien que solo quiere vivir una vida normal, salir con sus amigos, conocer chicos, ese tipo de cosas, es un problema bastante grave. Pero bueno...que le puedo hacer. Las cosas están como están...y que demonios, podrían estar peor.
Maldito gato salido...

3 comentarios:

  1. solo puedo decir ¿looool? hay precedentes de una historia asi? ¿como se te ha ocurrido eso?. ¿Que es lo de los gatos guardianes? no conozco esa leyenda, pinta bien.

    anda respondeme alguna de las preguntas jejeje

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  2. no se xD estaba ahi pensando "que escribo?" y empece a escribir...y se me fueron ocurriendo esas cosas jajaja
    y lo de los gatos guardianes, en realidad no eran guardianes de los muertos...eran simbolo de fertilidad y de proteccion, y quien hiciera daño a un gato tenía pena de muerte. Pero bueno, no creo que nadie se vaya a molestar por una pequeña...distorsion de la mitología egipcia......(silba distraidamente) xD

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